Un rey
fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban
muriendo.
El Roble
le dijo, que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al
Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid.
Y
la Vid se moría, porque no podía florecer como la Rosa.
La
Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble.
Entonces,
encontró una planta, una rosa, floreciendo y más fresca que nunca.
El
rey preguntó: ¿Cómo es que
creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
No lo sé.
Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías rosas. Si
hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado.
En aquel
momento me dije: "Intentaré ser rosa de la mejor manera que pueda".
Ahora es tu turno.
Estás
aquí para contribuir con tu fragancia. Simplemente mírate a ti mismo.
No hay posibilidad de que seas otra persona.
Puedes o disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor por ti, o podes
marchitarte, en tu propia condena. J. Bucay
Encarna
Recio Blanco
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