jueves, 15 de diciembre de 2016

El canto de una sirena.


El canto de una sirena

El abrazo más pueril

Unas tristes campanadas

 Al ver a un niño con su fusil.

 La calle huele a tomillo

A menta y romero,

Cuando dos enamorados

Se acoplan en silencio.

Una rosa en su rosal,

Lleva una espina enclavada,

Pero no puede llorar

Porque un clavel la reclama.

Por el mercado se ofrecen

Caricias frescas.

Se regalan sonrisas

Que estén abiertas.

La fraternidad suspira

En grandes espuertas,

Pero la gente sigue a su aire

Con la carga a cuestas.

Están rebajadas las ilusiones,

Las caricias, las emociones

Los besos y los abrazos,

Y nadie se para, a catarlos.

Se donan los corazones

Sin precio por medio

Para dar la vida

A quien está maltrecho.

 El amor se regala por el mercado,

De muchos colores

Y a grandes gajos…

Y nadie se para, a saborearlo.

Sigue el bullicio en la explanada

Sin que nadie perciba,

Que  estos regalos, no hay dinero

En el mundo, para comprarlos.

  

Encarna Recio Blanco





miércoles, 14 de diciembre de 2016

Sólo el abismo nos vigila.


Sólo el abismo nos vigila

Para engullirnos en sus infiernos,

Nuestros cuerpos, destilando amor,

Se hunden por el misterio.

El fuego de la carne nos abrasa

Las palabras enmohecidas se atragantan

Bajo la noche que nos ronda

En el tálamo escarlata.

Sabor a pimienta  entre nuestros labios,

El fuego arrasa nuestras almas,

Por el adiós que se aproxima,

Sin concluir, nuestra labranza.

  

Encarna Recio Blanco.




martes, 13 de diciembre de 2016

La soledad a veces-Reflexiones-


La soledad es a veces un refugio, un lugar, un espacio donde calmar los miedos, donde encontrarse  con nosotros mismos, con nuestros pensamientos, sentimientos, dudas, temores y demás familia.

 Eso es lo que tiene la soledad, que en pequeñas dosis es buena, es buena, cuando la elegimos nosotros, pero cuando aparece sin querer estar con ella, es la peor de las compañías.

Tenemos  que aprender a estar solos con nosotros mismos, a convivir con nuestras soledades, como la mejor, o la peor de las compañías, pero  hay veces, que la soledad duele, y puede ser, el más grande de los martirios.

El otro día fui a dar un recital de poesías a un Centro Social, cuando traspasaba aquellas puertas, mi corazón empezó a latir de una forma acelerada al ver, la cantidad de viejecitos, sentados en sus sillas de ruedas, al ver aquellos  ojos sin la ilusión en ellos ,  con la mirada perdida muchos de ellos, al ver que aunque estaban muy cuidados, todos ellos estaban solos, muy solos, con la soledad del alma, de los recuerdos de sus familias.

Uno tras de otro,  me fueron contando sus historias, unos con el abandono de sus hijos, otros porque sus esposas ya se habían marchado para siempre, otros porque no tenían a nadie en el mundo,  se me encogía el corazón a cada minuto  al ver, aquel panorama tan lleno de soledades.

Así es que ni corta ni perezosa me puse las lentejuelas ,el abanico de plumas, los collares, me puse las  pestañas postizas y empecé a recitarles sátiras  alegres,  sainetes, poesías, se me pasaron dos horas oyéndoles  reír a carcajadas  aquellos  viejecitos, estaban alegres,que hacía mucho tiempo que no se lo pasaban tan alegremente y tan bien.

Cuando volví a mi casa rota y cansada de tanto dar… ¿Sabéis con quien me encontré al abrir la puerta de mi casa? Pues allí estaba ella…allí estaba la maldita soledad,  la increpé de mal humor y le dije: ven que tú y yo, tenemos que hablar.


Encarna Recio Blanco.




lunes, 12 de diciembre de 2016

Hoy quiero comenzar estas letras...


Hoy quiero comenzar estas letras con el Recio coraje

 Que me llena, Y al instante se escapa, por la corriente

Estrepitosa de mis venas.

Ya estoy cansada de reír a carcajadas, entre payasos

De feria, sin que ninguno perciba que llevo,

La carga del llanto a cuestas.

Ya estoy harta del  maquillaje dorado

De los días de fiesta,

 Sonriendo  a diestro y siniestro, entre bufones

De estómagos llenos.

 Ya estoy indignada de ver a otra mujer por los suelos

A manos de un amante,  de un esposo,

De un hermano o de su propio hijo.

Ya estoy que ardo en el fuego, de las injusticias

 De los  desahuciados, de los políticos que amañan

Contratas, hacia sus paraísos.

De las leyes envueltas en togas mohosas

Que dictan sentencias, a los poderosos

Que salen indemnes, y a los indefensos

Metidos entre rejas.

 Hoy estoy con el Recio coraje en mis huesos

Que ya no soportan, ni a mi esqueleto

Al ver que los mendigos harapientos,

Duermen sin mantas por los suelos.

Hoy quiero terminar mis letras vestida

De un  Blanco inmaculado, para pedirle

A Dios, postrada ante sus pies,

Que si su Justicia Divina, no nos ampara...

 Estamos muertos... aquí en la tierra.

 

 Encarna Recio Blanco.




sábado, 10 de diciembre de 2016

Me prohibieron los Cielos amarte...


Me prohibieron los Cielos amarte,

El brillo de tus ojos  me negó,

Mi cuerpo entre tus abrazos

Y el fuego de tus labios.

 Caminé con el martirio

De verte entre la escarcha y la marea,

Cuando la luz del sol  desaparecía

Era la luna quien me acogía.

Murieron  entonces las gaviotas

De los mares de la tierra

Se secaron los ríos y las fuentes,

Y las nubes se tornaron amarillas.

A vivir me condenaron de rodillas

Mis sueños  despertaron a la ira,

Aún sabiendo el buen Dios, que mi vida,

De ti dependía.

El suicidio de mi calma fue rotundo,

En mi alma sembré melancolía,

Al ver que con grilletes te llevaban

Hacia un castillo de arenas movedizas.

No tiene culpa la sangre que derramo

Ni del fuego que  a los dos nos consumía

El difunto ya se nota en el ambiente

Con el tañer, de campanadas enmohecidas.

Me vetaron  tu mirada a media noche,

Del aroma que tu cuerpo desprendía,

Del silencio de las horas sin relojes

Cuando la madrugada nos sorprendía.

A  los surcos de mi vientre  le negaron

Tu semilla, en constantes desvelos

Mis noches, regaban de besos

La cama, donde te dormías.

Mi corazón  a latir ya resiste,

Le dieron vacaciones de por vida,

Que es lo mismo, que matarlo…

¡A sangre fría!


Encarna Recio Blanco.






jueves, 8 de diciembre de 2016

Se duerme la noche...


Se duerme la noche está muy cansada,

De ver a un mendigo tirado en la plaza.

 Se despierta el alba de mala manera,

Viendo que a un chiquillo lo mató la guerra.

La luna se  esconde tras de las montañas,

Con mucha vergüenza de ver, tantas armas.

 Se avecina la tormenta por las colinas,

Para espantar a las mentes ennegrecidas.

Ya duermen los niños, se cierran las guerras,

Amantes perdidos trajinan con penas.

 Salen los bohemios de sus madrigueras,

Para recitar sus versos, en una plazuela.

 Las brujas murmuran detrás de las rejas,

Cuando ven besarse a dos quinceañeras.

 Se despierta el alba de mala manera,

Viendo como escribo en una palmera.

  

Encarna Recio Blanco.