sábado, 15 de noviembre de 2008

Amor prohibido que llegas...



Amor prohibido que llegas

Cuando menos te esperaba,

Destrozando  mi Mundo

Entre el fuego y la escarcha.

¿Quién puede ya detener?

El volcán de los deseos

Que rugiendo nos despierta

De nuestro añorado sueño.

 Miradas que entre sonrisas

Esconden la tramontana,

De seres que no han amado

Ni se han besado con ansia.

Si pudiéramos tener

Un rincón en la montaña

Donde guardar con gran celo,

Lo que encierran muestras almas.

Si pudiéramos conseguir

La libertad tan soñada…

Pero este muro es muy fuerte

Y sin piedad, nos separa.

¡Qué fuerte Dios lo que sentimos!

¡Qué grande lo que vivimos!

Pero infringimos las leyes

Y nos llevan detenidos.

El Mundo dirá mil cosas

De los fugaces encuentros,

De las noches que perdidos

Anduvimos por el Cielo.

Pero callaran las lenguas

Cuando divisen el puerto,

Donde anclados conseguimos

Que navegara lo nuestro.

¡Quién se atreve a censurar!

¿Quién osa decir esas palabras?

Sin saber lo que se siente…

Cuando se está enamorada.

 Encarna Recio Blanco.




En lo alto de una encina




En lo alto de una encina.

En el monte solitario.

Entre las olas del mar

Un truhán viene cantando.

Un cantar que yo no entiendo.

Unas letras caducadas.

Una sonrisa fingida

Con una venda tapada.

 Las ninfas y los demonios

Le acompañan en su farsa.

Vienen con la capa negra,

Con laúdes y guitarras.

El cortejo se aproxima

A la encina solitaria

Donde yo mecía mi amor

Lejos de viles patrañas.

Quiero correr y no puedo…

Estoy de manos atadas

Con mis ojos fijos y abiertos

Pero no puedo ver nada.

El Cielo me abre sus puertas

Para asilar a mi alma

Que huye despavorida

De este Mundo...Que me engaña.


 Encarna Recio Blanco.




viernes, 7 de noviembre de 2008

He querido atar




He querido atar

Del Cielo una estrella

Tira que te tira…

Pero se me suelta.

¡He querido mucho!

Y siempre se suelta.

Esta cuerda mía…

¿Porque se me rompe?

¿Cuándo más aprieta?


 Encarna Recio Blanco


Grito al Cielo que me detenga...




Grito al Cielo que me detenga

Para no correr hacia tus brazos.

Grito a la fuerza que venga

Para que frene mis pasos.

¡Que mis ojos no te vean! ¡Dios!

Y yo más quiero mirarlos.

Que mi cuerpo no me pida

El calor de tus letargos.

Que se acabe el día,

Para cerrar bien mis ojos.

Para ponerle grilletes

A este corazón tan loco.

Grito al Cielo que detenga

Esta lluvia de mis ojos.

¿Pero el Cielo no responde?

¿Se habrá quedado dormido?


Encarna Recio Blanco.




sábado, 1 de noviembre de 2008

Está llorando la tarde



Está llorando la tarde

Es el día de los difuntos

De los que ya se marcharon

Y nos dejaron de luto.

No me gusta ver las flores

En las lápidas de ceras

Porque se secan llorando

En las frías piedras.

No me gusta ver murmullos

De mujeres enlutadas

Con las velas encendidas

Y las mentes apagadas.

Altos y tristes cipreses

Se balancean con el viento.

La tarde sigue llorando

En el triste cementerio.

La comitiva se aleja

Entre coches atronando

Cual caravana festiva

Donde pasaron un rato.

No dudo de ese dolor.

No dudo de ese dolor

No dudo del sentimiento.

De lo que dudo

 Es que hoy algunos…

 No recen a sus difuntos

 Ni un Padre Nuestro.


Encarna Recio Blanco





miércoles, 15 de octubre de 2008

Fueron tantos días


Fueron tantos días.

Tantas noches.

Tantos momentos…

 Que por más que yo le pida

 A mi fe que siga ardiendo

Ya se  ha negado a alumbrar

 En nuestro mundo secreto.

Me dice que quiere irse

Descansar de éste tormento

Que ya no puede esperar

Ni un momento.

 He atado bien las esperanzas

La pasión y aquellos besos

Y cuando  las di de espaldas

Todas volvieron corriendo.

Me suplican que libere

 A mi pobre corazón

Que llora por las esquinas

Pidiendo perdón.

Sé  que  no pueden salvarse

 De esta condenada de amor

Por un delito con pena

Que la luna me incitó.

La gente mira riendo

Y se burlan de mis pies

Que corren buscando algo

Que no se puede coger.

No me llamas

Y cansada de esta espera picasiana

Grito pidiendo a la Virgen

Que responda a mi llamada.

No le pido que me quieras

Ni que me jures eterno amor

No le imploro  tu presencia

Sólo le pido perdón.

Sólo deseo que  Ella entienda

Que yo ya no puedo más

Que esta carga me atormenta

Y me duele esta verdad

De saber que estoy amando

A quien no me puede amar.


 Encarna Recio Blanco.