En lo alto de una encina.
En el monte solitario.
Entre las olas del mar
Un truhán viene cantando.
Un cantar que yo no entiendo.
Unas letras caducadas.
Una sonrisa fingida
Con una venda tapada.
Las ninfas y los demonios
Le acompañan en su farsa.
Vienen con la capa negra,
Con laúdes y guitarras.
El cortejo se aproxima
A la encina solitaria
Donde yo mecía mi amor
Lejos de viles patrañas.
Quiero correr y no puedo…
Estoy de manos atadas
Con mis ojos fijos y abiertos
Pero no puedo ver nada.
El Cielo me abre sus puertas
Para asilar a mi alma
Que huye despavorida
De este Mundo...Que me engaña.
Encarna Recio Blanco.
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