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miércoles, 3 de marzo de 2010

Pueblo-Chileno



Pueblo chileno.

Quiero que sepáis que no estáis solos

Porque el Mundo entero está con vosotros.

 Sé, que con mis palabras no puedo mitigar vuestro llanto

Ni ese dolor que os envuelve y que desgraciadamente

No podemos atajarlo.

Pero quiero que sepáis que aquí tenéis mis abrazos.

Mi pensamiento y mi fe para cobijaros.

 Al Cielo pido la ayuda que tanto necesitáis.

Y Dios me dice que si, que la tendréis

 Que Él siempre… estará a vuestro lado.



Encarna Recio Blanco.




viernes, 7 de noviembre de 2008

Grito al Cielo que me detenga...




Grito al Cielo que me detenga

Para no correr hacia tus brazos.

Grito a la fuerza que venga

Para que frene mis pasos.

¡Que mis ojos no te vean! ¡Dios!

Y yo más quiero mirarlos.

Que mi cuerpo no me pida

El calor de tus letargos.

Que se acabe el día,

Para cerrar bien mis ojos.

Para ponerle grilletes

A este corazón tan loco.

Grito al Cielo que detenga

Esta lluvia de mis ojos.

¿Pero el Cielo no responde?

¿Se habrá quedado dormido?


Encarna Recio Blanco.




sábado, 1 de noviembre de 2008

Está llorando la tarde



Está llorando la tarde

Es el día de los difuntos

De los que ya se marcharon

Y nos dejaron de luto.

No me gusta ver las flores

En las lápidas de ceras

Porque se secan llorando

En las frías piedras.

No me gusta ver murmullos

De mujeres enlutadas

Con las velas encendidas

Y las mentes apagadas.

Altos y tristes cipreses

Se balancean con el viento.

La tarde sigue llorando

En el triste cementerio.

La comitiva se aleja

Entre coches atronando

Cual caravana festiva

Donde pasaron un rato.

No dudo de ese dolor.

No dudo de ese dolor

No dudo del sentimiento.

De lo que dudo

 Es que hoy algunos…

 No recen a sus difuntos

 Ni un Padre Nuestro.


Encarna Recio Blanco





domingo, 13 de abril de 2008

Anoche hablé con Dios


Anoche hablé con Dios...

Fue después que te marcharas.

Él entró en mi habitación,

En mi mente y en mi alma.

 

Le conté de nuestro amor

Aunque sabía de que hablaba.

Sonriente me decía:

Que me perdonaba.

 

Después me acarició

Con sus manos mi vil frente.

Ni una palabra de enfado,

Ni un reproche en mis sienes.

 

¿Qué haces me preguntó?

¿Por qué estás tan agotada?

Existe una dirección

Aunque no quieras mirarla.

 

El cuerpo me lo sanó.

Y El alma me bautizó.

Me dijo que siguiera

Siempre por Su dirección.

 

He seguido caminando,

Y al salir esta mañana...

Ya no he vuelto a ver a Dios

Aunque buscándolo estaba.

 

Yo le pedía una salida.

Él medió la solución.

Pero el que quiere estar ciego

Nunca puede ver a Dios.

 

 Encarna Recio Blanco