Recia
de genio.
Blanca
por dentro.
Con
un corazón
De
fuego y de versos.
El mundo me transformó…
¡Sin
yo quererlo!
Porque confié en aquellos…
Que
tenían azúcar en su boca
Y
veneno en su corazón.
Encarna
Recio Blanco.
Recia
de genio.
Blanca
por dentro.
Con
un corazón
De
fuego y de versos.
El mundo me transformó…
¡Sin
yo quererlo!
Porque confié en aquellos…
Que
tenían azúcar en su boca
Y
veneno en su corazón.
Encarna
Recio Blanco.
He
llenado las alforjas del viento
Con mis
angustias
Ya no
las puedo tener
Pesan
mucho en mi mochila.
En las nubes he sembrado
Mis
añejas esperanzas
Para
que cuando el Cielo llore
Vuelva
otra vez a regarlas.
En el sol esas pasiones
Que me
tenían asfixiada
Que se
calmen o se quemen
Porque
estoy harta de darlas.
En la luna una bandera
Recia y
Blanca…
Para
ser más rigurosa en adelante
Y menos
cándida.
Encarna
Recio Blanco.
Yo nací en trece, también era martes
En el
mes de agosto cuando el sol no brilla, arde.
Me
pusieron una túnica Blanca como mí apellido
Un
candado Recio y fuerte en mis sueños aún
dormidos.
Empecé
un peregrinar por caminos que escondidos
Yo quería descubrir sin miedo y con brío.
Había
montañas heladas que quería derretir.
Había
selvas con mil fieras, yo siempre con mi fusil.
Había
guerras sanguinarias que nunca pude paliar.
Niños
sin padre ni madre que nunca pude adoptar.
Había mucha soledad que yo quise acompañar
Pero que no
me dejaron pasar por aquel portal.
Había
mucho trabajo y él me quiso acompañar
Siempre fue mi camarada en este peregrinar.
Había
mucho amor perdido que quería recuperar
Y por más
que lo buscaba, nunca lo pude encontrar.
Aun sigo en esa búsqueda, mis fuerzas no fallarán
Aunque sé que algunas veces, mi carga está a rebosar.
No sé
si me entenderéis, tampoco a veces me entiendo
Solo sé,
que aquí está mi corazón, repleto de sentimientos.
Encarna
Recio Blanco.
Ya no soy la niña Recia que tenía un mar de llanto
Que caminaba descalza entre afilados barrancos.
Ya no soy la niña Blanca que miedo tenía por todo.
Cuando la tormenta asomaba me tapaba bien los ojos.
Ya no soy aquella loca que desnuda se mostraba
En esta jauría de fieras que tanto miedo me daban.
Ni el qué dirá...Ni si dicen me lo cargaba a la espalda
Adosándome las fuerzas que a los otros les faltaban.
Caminé con paso firme aunque los otros pensaran
Que mi vida, y que mis actos, estaban descarriadas.
Sola me enfrentaba al mundo con mi maleta pesada.
Con mi bagaje de amor aunque a nadie le interesara.
Gritaba y nadie me oía, lloraba y sola limpiaba
Las lágrimas de mis ojos, cuando nadie me espiaba.
Fuerte me hizo éste Mundo para ganar las batallas
Que salían a mi encuentro como Dios me lo mandaba.
En mil bancos escribí lo que nadie leería.
Me hice poeta a la sombra con gran mi osadía.
Ya no soy la niña Recia que amargos sorbos bebía
De fuentes contaminadas que emborrachaban mis días.
Ni de aquella niña Blanca que en su apellido llevaba
La castidad no perdida, ni tampoco regalada.
La que daba amor a cambio de unas bonitas palabras,
Porque estaban rebosando mi corazón y mi alma.
Me sigo desnudando y nadie me reconoce.
Cuando llevo el antifaz me saludan con honores.
Ya no soy aquella niña. Ahora soy una mujer
Con el cuerpo tatuado y arañazos en mi piel.
Pero en el fondo del alma y del corazón también…
¡Qué pena, Señor! ¡Qué pena!
¿Nadie me pueda entender?
Encarna Recio Blanco