domingo, 11 de febrero de 2024

No supe cual era su patria...reflexiones-


No supe  cual era su patria  y nunca se lo pregunté. Aquel hombre con ojos tristes, que detrás de mis cristales, lo vi por primera vez. La noche era tan fría, que calaba hasta en los huesos de aquel pobre indigente,  que a su lado tenía por compañía, su  silla  de ruedas roída.

Al verlo, mi corazón hecho una fiera bajó  de dos en dos los peldaños de mis escaleras,  y me acerqué silenciosa hasta su lecho,  un banco de hierro en  aquel el atrio de una iglesia. Bajé con una manta para arropar aquel cuerpo helado, una almohada para que apoyara su frágil cabeza, y una taza caliente de leche, para que aquel cuerpo reviviera.

Hablamos  mucho rato los dos, a mis preguntas él me respondía con un tono dulce,  me contaba, en la triste situación  en la que se encontraba. Me dijo, que por un error le cortaron una pierna y que ya no podía caminar.

Entonces, empecé mi lucha para buscar donde lo podían acoger, llamé a todos los centros de acogida, a las fuerzas del orden, al cura y hasta las

 Las puertas del cielo me acerqué, para pedir la ayuda  que ese ser humano con urgencia necesitaba, en una noche tan fría, para que  no muriera de frio, entre aquellos malditos hierros, que le sostenían.

¡Hoy le han encontrado muerto! ¡Muerto! junto a su silla de ruedas y mi corazón nuevamente,  ha saltado gritado como el de una fiera.

A mis preguntas sé, que nadie me va a responder…ni mi dolor  nadie puede paliar…es tan duro saber, que en pleno siglo veintiuno ocurran estos tristes acontecimientos, entre  los seres  menos favorecidos.

Quiero  solamente que mis letras sirvan para ablandar a esos corazones que nos gobiernan, esos que proclaman en los hemiciclos a grandes voces que las ayudas están dispuestas, para todos aquellos lo necesiten.

¡Qué paradoja! Ellos pasan el tiempo gritando por el maldito poder, entre los petardos  que  arden, en las fiestas de un pueblo que a ellos les vota.

 ¿Dónde está la solidaridad para estos seres tirados por los suelos? ¿Dónde está la cordura para gobernar a los pueblos? ¿Dónde está la caridad tan preciada, para con estos seres tan indefensos?

Denuncio hoy con todas mis fuerzas, estos abandonos de esa clase política que nos gobierna, y de los negros corazones tan negros que portan  en su pecho.

¡Sabe Dios! Cuántos  indigentes hoy, en cualquier parte del mundo, no se habrán despertado, durmiendo entre la nieve y estarán padeciendo estas  mismas calamidades, hambrientos y desahuciados, en un mundo tan frio    corrupto y despiadado.

Seguiré denunciando y preguntando cada día de mi vida a los que tienen el poder en sus manos… si tienen conciencia, asilos, camas, comida y abrigo, para tantas almas, que no tienen nada, ni a nadie…que les bese el alma…

Sí estoy segura que Dios me oyó y se lo llevó directamente al Paraíso de los justos.

 

¡Descansa en Paz amigo mío!

 

Encarna Recio Blanco.



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