Era el mes de Mayo
Cuando florecían los campos
En el que tomaría mi primera comunión
Tan
largamente esperando.
¡Y ese día había llegado!
Qué feliz caminaba aquel día
De la mano de mi madre hacia iglesia
Me sentía cual una princesita
De Blanco vestida.
No me importaba que mi hermana
Ya lo hubiera estrenado en la
suya,
Pues iba con mi corazón abierto
Para que entrara el niño Dios
Que me estaba esperando.
Los zapatos me hacían daño
Ya que eran de los más baratos
Pero no me Importaba,
Aunque me estuvieran lastimando.
Mi padre con su traje nuevo
Nos miraba emocionado,
Y aquel beso que me dio en
la iglesia
En mi corazón aún, lo tengo
guardado.
Me sentó mi Madre en el banco
Cuando ya me estaban esperando,
Y recuerdo que el Sacerdote
Llegando hasta mi lado me decía…
¿Traes el Verso que has escrito a la Virgen?
¿Para después recitarlo?
Y tímidamente se lo enseñé
En un papel arrugado.
El poema que había escrito
Aún hoy, de memoria puedo recitarlo
Y con gran devoción a la Virgen
Se lo fui declamando.
Al terminar, me dieron mi primer aplauso
Entonces mis ojos, se llenaron de lágrimas
Y mi corazón saltó de mi pecho
Como un caballo desbocado.
Después…
Nos dieron el chocolate con
churros
¡En aquellos tiempos tan escasos!
Así es que, como pollitos
con hambre
Los fuimos devorando.
No hubo ni dinero, ni regalos,
Ni fotos, ni fotógrafos.
Hoy me duele el corazón
Por no tener de ese día, ni
un retrato.
¡Ni un solo retrato!
Encarna Recio Blanco.
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