El otro día, un afamado periodista decía sentirse, como yo me siento en estos días, viendo como estamos al borde del naufragio.
Tras estos largos años
sufriendo esta pandemia, con la cantidad de gente enferma que aún hay en los
hospitales, con los miles de muertos que se ha llevado este virus maldito, con
los médicos y el personal sanitario extenuados, con el pueblo confinado y el
campo laboral arruinado.
Nos faltaba ver con gran
estupor, los altercados que en muchas ciudades españolas se están sucediendo,
pidiendo la libertad de un cantante.
¿Qué libertad? Yo puedo
escribir libremente (aunque ahora la censura está al acecho), puedo salir a la
calle, libremente, viajar, etc.
Lo que realmente nos falta, es la libertad de
pensamiento, la Educación, la Cultura, la Decencia, el Respeto, y sobre todo la
Sensibilidad y la Solidaridad, con Mayúsculas… amén de muchas otras cosas más.
Es duro e inconcebible
ver la barbarie, la violencia, la brutalidad y el vandalismo de esos jóvenes,
con un salvajismo bestial, que
demandando libertad, delinquen
con una anarquía y una violencia total, y lo más triste de todo, con pretextos superficiales.
Los seres humanos, nos
hemos devaluando, envilecidos, casi todo el tiempo irritados, enfurecidos,
sobre todo, los jóvenes que ya no creen en nada, ni en el gobierno ni en sus
leyes, ni en sus padres, ni en los sentimientos nobles que tal vez, en su casa
les enseñaron.
No quiero generalizar, porque sé, que hay una
parte de la juventud sana, que siguen sus cursos y que nada quieren saber, de
este vandalismo, que estudian y trabajan con miras a un futuro, (aunque los
pobres, lo tienen muy crudo).
Vivimos desamparados, al
ver la incompetencia que tienen estos políticos de abultados sueldos, que
tendrían que hacer lo imposible para que esto terminara urgentemente.
Cada día en el congreso les veo a esa pandilla de políticos, gritándose los unos con los otros, incapaces de poner orden en todo este caos, pero están insensibles, no tiene prisas, (ni creo que lo sepan hacer)
Ellos tiene su vida resuelta, no miran al pueblo, miran por su bienestar, no
conocen el sufrimiento de esos padres parados y con sus familias desnutridas,
no saben lo que es estar en la calle, cuando ocupan sus casas, o lo único que
tienen es, un banco del parque.
El pueblo está triste,
desesperado, con rictus en sus caras de tristezas, que van como zombis sin una
sonrisa en sus caras, sin saber qué hacer y mudos, con las mascarillas sin
poder respirar. ¿Dónde se fue nuestra
alegría de antaño y el bienestar que gozábamos?
¿Donde dejamos aquella
educación que nuestros padres nos imbuyeron? en mi tiempo, una señora mayor te
mandaba a comprar algo, a que la ayudaras,a lo que fuera.
No quiero ser
derrotista, pero tal y como veo el panorama, no me cabe la menor duda, que cada día, estaremos mucho peor, si a este
desaguisado, no ponemos entre todos, remedio.
Que Dios nos coja
confesados y que nos ayude, sobre todo, a
nosotros los inocentes.
Encarna
Recio Blanco.
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