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domingo, 24 de septiembre de 2017

Apareció el otoño de repente...


Apareció el otoño de repente, casi sin hacer ruido.

 Las altas montañas ahora dormitan, esperando

La caricia de las nieves en las interminables

 Noches de hojarasca.

  Un silencio sepulcral las envuelve soportando

Las tempestades con mano dura.

Altivas permanece entre un viento helado

 Y bronco, cambiando sus colores,

 Le dan la bienvenida.

 ¿Donde emigraron las cigarras y los grillos?

¿Donde se fueron los rayos del sol que me abrasaban?

Donde se fueron las olas de aquella playa,

Que siempre me abrazaban.

 Aquí estoy…

Abandonada a lánguidos recuerdos.

Esperando, lo que siempre espero.

Temblando por si llegara algún día

El hombre que más quiero.

 Tiemblo al pensarlo retando al destino

Pero se malogra, se abre la herida,

Y en mi fuero interno sigo en esa espera

Aunque sé que el milagro nunca llega.

El otoño  me desnuda y resplandece.

El futuro se me vuelve escarcha.

Ya no sé si estoy viviendo un sueño,

O una verdad Recia y amarga.

 ¡Otoñeció de pronto!

  

Encarna Recio Blanco.



viernes, 26 de mayo de 2017

La luna saldrá de su escondrijo...


La luna saldrá de su escondrijo para alumbrarnos de nuevo,

En el rincón de los sueños, iluminado por estrellas y luceros.

Dibujo tu silueta con mis dedos, en el paraninfo de mi locura.

En la espera impenitente, mi llanto amurallado te susurra.

Mi codicia no tiene remedio, el hambre se me abre

Cuando te veo,

Queriendo yantar con avidez, en  todos tus recovecos.

Fijo cual clavo  ya te tengo en mi lecho.

¡No te calles! Miénteme diciéndome te quiero.

No te vayas tras la niebla, que tengo el sol entre mis dedos.

No te evapores que quiero, beberte en el cenit de este Cielo.

 

Encarna Recio Blanco.




domingo, 28 de octubre de 2012

Te espero...




Te espero en el balcón
de nuestro rincón secreto.
En las olas del mar
y en el cerezo.

En las noches oscuras.
En la arena mojada.
En el infinito Cielo
y en la montaña más alta.

Con calor y con frío,
con lluvia o con viento,
adosada a la farola
de nuestros encuentros.

Cuando el Cielo tirita.
cuando Dios llora
Cuando tengo hambre
de tu sombra…
¡Te espero!


Encarna Recio Blanco



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domingo, 28 de septiembre de 2008

Hoy me he puesto a hablar al viento


Hoy me he puesto a hablar al viento

El que te trajo aquel día

Cuando asomaba el otoño

En mi fría celosía.

Me dice que fue una orden

Que del cielo recibió

Para sacar las sonrisas

De aquellos tristes

De mi rincón.

Empezó a cantar la luna

Y aquel triste ruiseñor

Y al borracho que escapaba

De la cárcel de un amor.

Empezamos a sumar

Como buenas colegialas

Las deudas de una ilusión

En las Ondas solitarias.

Nuestro ángel sonreía

Mirándonos a las dos

Como prendimos el fuego

Donde solo había carbón.

La travesía está en marcha

Tranquilo y sereno el mar

Viento en popa a toda vela

¡Lo tenemos que lograr!

Hacer de las noches días

Al triste dar alegrías…

Al  que no tenga cobijo

Nuestra eterna compañía.

Recia parece la noche

Pero Blanca la tornamos

Entre poemas que escapan

De unos labios  Encarnados.

Le doy las gracias al Cielo

Porque te trajo al rincón

Donde las estrellas brillan

Con los ojos del Señor.

 

Encarna Recio Blanco





jueves, 12 de junio de 2008

Mi mar está en calma



Mi mar está en calma

Reducido y en silencio

Está durmiendo tranquilo

Puede ser que se haya muerto.

En la calma de la noche

Cuando vuelven los deseos

Mi mar se queda callado

Aunque en los cielos hay truenos.

Despiertan las tempestades

Me abrasan con sus misterios

Y me piden que te espere

A la orilla de este infierno.

Las olas antes opacas

Parecen ahora  de fuego

Se mueven sin darme cuenta

Se rompen entre mis sueños.

Nunca saldré a flote

Ya no veré más el Cielo

Las mareas se tragaron

Mi salvación y el silencio.

 De nuevo vuelve la calma

Ha pasado la tormenta

Las olas están calladas

Y parece que están quietas.

Pero vuelven  pesarosas

Se las ha tragado el viento

Y se oye  desde lejos

El rugir de algún lamento.

 En la orilla  te espero

Donde nunca pasa el tiempo

Para perdernos sin prisa

Por nuestro rincón secreto.


 Encarna Recio Blanco.