Escribo y declamo, hasta en la iglesia que entro
Cuando el cura esté fuera y no
me vea.
Cuando el templo está en penumbra
Solitario y callado con sus cirios
apagados.
De una capilla a otra me voy en voz
alta recitando
Y el eco de mi voz, va despertando a
los Santos.
La Virgen me mira de una manera que
parece mi madre
Cuando me echaba una buena reprimenda.
Con fervor y de rodilla rezo el Padre
Nuestro una Salve
Y una oración que me enseñó mi abuela
hace mucho tiempo.
El Señor desde su altar, también me mira con gesto
serio
Cuando lo veo clavado en su cruz en el
duro madero.
Parece que me reprende por las cosas
que hago mal
Por los pecados que cometo y por
quererte como te quiero
Les pido mil perdones con el más puro respeto
Y les ruego que las armas y las
guerras desaparezcan
Del mundo entero.
Se empieza a llenar la iglesia…todas
las luces se encienden
Y las beatas con mantilla a toda
prisa, vienen a misa
Y llegó mi retirada de la iglesia, de
la Virgen y los Santos
De la calma que me anida y con mis pobres
poesías.
Salgo de la iglesia a la calle, más
mansa que un cordero.
Me retiro de los Cielos…Y me vuelvo a
los infiernos.
Encarna
Recio Blanco.