viernes, 14 de diciembre de 2007

Un día en cualquier jardín...


Un día en cualquier jardín escondido

Un banco soportará mis huesos cansados.

 

Repasaré mis días con nostalgia

Moviendo la cabeza y llorando quizás.

 

Y como las hojas secas

Que mis pies patearan sin piedad

Veré por los suelos,

Mis sueños irrealizados.

 

Encarna Recio Blanco.





Santa Madre…



Santa Madre…

Hoy te rezo, y porque soy pecadora, me encomiendo a Ti

Porque tengo llagado y herido, mi cuerpo y mi alma,

 Hoy siento que no habito en mí.

Pues sé, que mi vida está llena de incendios, pero Tú

Los apagas con tu Santa bondad, 

 Porque Eres la Reina de los desvalidos

Me acojo en tus manos para sentir Paz.

Porque al desahuciado concedes milagros.

Al que está sin vida haces renacer

Hoy te pido  encontrar mi alma y que en esta calma

Pueda florecer.

Yo sé que decides todos mis caminos

 Y cuando me pierdo, Tú vienes por mí,

 Escucha mi llanto, Madre de los vivos

 Y deja por un rato, que me acerque a Ti

Tú que estás sentada al lado del Padre

 Tú que siempre calmas cualquier aflicción.

 Aunque sabes, Madre que a veces me olvido

De ir a rezarte imploro el perdón. 

Los hilos del mundo se fueron tejiendo

 En medio de un océano, que me supo a sal,

 Igual que los necios muerden la manzana,

 También yo lo hice y lo hice mal.

 Perdona mis culpas y extiende tu mano

Y con esa fuerza, déjame girar.

Concede Madre a mi alma un milagro

Y pídele al Padre, que me deje andar.

Te ruego esta noche, que sé que me escuchas

Porque Eres Madre sabrás comprender

Te cedo mi alma si me lo devuelves

Te cedo mi vida…por estar con él.

 

Encarna Recio Blanco.




Hoy (si ustedes me lo permiten)



Hoy (si Ustedes me lo permiten) les daré unos consejos rápidos, que me costó mucho tiempo aprender.

 Unas baratas palabras que ya podrían habérmelas regalado a mí en su momento y tal vez entonces, me hubiera ahorrado más de un resbalón, pero así es la vida, tal vez, lo comprendí tarde y mal.

 Les diré que guarden como el tesoro de sus vidas un cofre repleto de bellos retratos, de recuerdos dormidos y de poemas de amor, aquellos besos aunque sean lejanos, en la soledad de una noche cualquiera.

 Les diré que no sueñen despiertos, si no a cada momento del día, y que vivan con intensidad todas las situaciones que nos ofrece la historia que interpretamos.

 

Les diré, que el tiempo todo lo palia y que los minutos son eternos tanto, como nosotros queramos alargarlos.

Les diré que las personas nos pueden hacer mucho daño, pero también nos aportan las más bellas alegrías, que puedan llenarnos en nuestra vida, el amor, la amistad, solidaridad, compañerismo, fraternidad.

 Amigos...Hoy les deseo las más grandes pasiones, les auguro el más bonito de los versos y el cofre mas repleto de amor.

Que seáis siempre  muy felices.

Tienen un universo en sus manos, y un rincón que compartir conmigo…

En este humilde blog.

 

Encarna Recio Blanco.





viernes, 30 de noviembre de 2007

Tuvo lugar mi nacencia (Mi biografía)

Tuvo lugar mi nacencia en campos de Extremadura.

Cuando el sol arde en extremos, cuando las mieses en la era

Se amontonan, esperando dormitar en los graneros.

 

Un 13 de agosto. Dicen que el 13 es mala estrella

 Y no va la cosa descarriada. Era martes además,

Que ya es el colmo de malos presagios

 Y malas barrunteras.

 

Tuvo mi Madre dolores de cinco partos juntos.

 Tardé yo en venir más de la cuenta ayudada por

Una comadrona,  que aunque buena,

No estudió carrera,   y que tragaba el aguardiente

Como sorbos de agua fresca.

 

Salí llorando, pateando con fuerza,  me dieron,

“dicen, un cachete” y me quedé quieta.

 Allí empezó mi miedo por los palos,

 Aún me los dan, pero ahora, si puedo los paro

Antes que vengan.

 

Recio de apellido, de genio y de firmeza.

 Blanco de pureza,  si es que esa palabra,

 Se entiende en esas fechas.

 

Dicen que de pequeña  era una niña traviesa.

 La primera en la escuela. La última en la iglesia,

 Aunque rezaba mejor las letanías

 Que las viejas aquellas.

 

De joven, ya se sabe,  todas somos coquetas,

Pero a mí eso de las pinturas siempre

Me llevó de cabeza.

 

Con mi cuaderno de versos me perdía por la huerta

Y entre aquellos mudos árboles soñaba

Estando despierta.

 

 Nadie me los leía, se reían de mí ocurrencia,

 Cuando triste los guardaba  pensé no hacer más poemas.

 

 Una vaca tenía por compañera,  a ella se los leía y la vaca

 Rumiando,  movía la cabeza, sacudía con el rabo

 Y me miraba perpleja.

 

Así transcurrió mi niñez, al alba con mi inocencia

 Entre muchas medicinas y haciendo pobres poemas.

 

Sin ayuda de nadie miré al Cielo y el Cielo me contestó:

 ! Haz Tu maleta!

Fueron cuatro vestidos,  mi libro de poemas,

 Y un collar, no de perlas  si no de cuentas negras.

 

Con tan pobre bagaje, empecé a caminar, 

Tropezando y cayendo, en busca de una verdad.

 

Me parieron y aquí estoy…

Metida en un mundo, donde no pedí llegar.

Preguntando a cada instante ¿Dónde está?

 ¿Dónde esa meta lejana? ¿Donde está la gran verdad?

¿Dónde ésa Paz tan buscada? ¡Que tanto, tanto,

¿Deseo encontrar?

 

Aún guardo en mi maleta, los vestidos,

Mi libro de poemas.

Pero aquel collar, más duro por los años…

¡Ya se han vuelto perlas!

 

¡Las perlas de mi experiencia!



 

Encarna Recio Blanco.








miércoles, 28 de noviembre de 2007

Me dejaste abandonada...


Me dejaste abandonada

En un desierto sin agua.

En una noche sin luna.

En una playa olvidada.

Me dejaste sin decirme,

Ni un adiós por caridad…

Con tu mochila  a la espalda

Sin volver la vista atrás.

En mi boca aquellos besos

 Me los quería borrar...

Pero tu fuego quemaba

Mis adentros sin piedad.

 El mundo seguía su ritmo

Y yo me quedé parada,

A la orilla de aquel río

Que no tenía ni agua.

Tal vez, un día regreses

Pidiéndome por piedad,

Que te cure las heridas

Que seguro me traerás.

Y yo, que tendré en mi alma

Aquellos recuerdos nuestros…

Mis manos te tenderé.

Pero el corazón mi amor...

¡No lo tocas otra vez!

 

Encarna Recio Blanco.





Tuve la Gloria en mi vida...


Tuve la Gloria en mi vida

No sé como apareció,

Tal vez, el destino quiso

Que volviera a creer en el amor.

 

Fue entonces que se apartaron

Las tormentas de mi vida.

Los aires huracanados

Y las noches sin sonrisas.

 

Fue entonces que ya los días

Eran de vino y de rosas.

De placenteros momentos

Acunados a deshoras.

 

De creer que Dios es bueno.

Que el mundo me sonreía.

Que la esperanza tan oculta

Con raíces florecía.

 

Tuve la Gloria en mi vida

Y las penas se alejaron.

Las armas de la batalla

En el fuego se quemaron.

 

Las horas se sucedían

Con el néctar de su boca

Con su cuerpo que emanaba

Caricias a todas horas.

 

Me emborrachaban las noches

Junto a su cuerpo de Diosa,

Y cuando el alba asomaba

No hacía caso de las horas.

 

Pero de pronto un mal día…

La Gloria se me fugó.

No dejé la puerta abierta

Pero sin más, se escapó.

 

Yo pregunté muchas veces

Al Dios que me la mandó

Porqué me la quitaba ahora

La Gloria que me envió.

 

Ahora vivo sin vivir.

Los recuerdos no me bastan,

Y la  soledad me dice:

Que serene mi alma.

 

Pero el infierno se ríe

De que no tengo esperanzas…

Y me contengo las ganas

De llorar muchas mañanas.


Encarna Recio Blanco