lunes, 5 de abril de 2010

Cuando me percaté.



Cuando me percaté

Que la vida no era un cuento

Ya era demasiado tarde

Para el lamento.

Dejé de pensar en las hadas.

En las musas, en los ungüentos.

Que no o había ni castillos encantados

Ni príncipes de carne y hueso.

Empecé a vivir de otra manera

O moriría en el intento

Aunque a veces mi mente

Se escapaba por otros derroteros.

 Me encaré de frente a ella.

Dejé a un lado los sueños

Y me puse una coraza

Que me evitara el sufrimiento.

Y Aquí sigo, haciéndome la fuerte

Pero  más débil por dentro.

A cada paso que doy

Otro batacazo me sale al encuentro.

¡No tengo remedio!


Encarna Recio Blanco.



 


martes, 30 de marzo de 2010

Si alguna vez me pierdo.



Si alguna vez me pierdo y me quieres hallar

Búscame por los camino de la Paz, la voy a buscar.

 Por donde el aire sea limpio y pueda respirar

Donde los pájaros vuelen en libertad.

 Por donde no haya lenguas de doble filo…

Por donde todas las armas, se  hayan perdido.

Por donde la lluvia placida corra sin las tormentas

Ni malas sombras.

Donde las leyes se cumplan, por donde el trabajo se afane

Donde todos los hombres del mundo se hermanen.

Búscame por los caminos de la libertad.

Del amor sincero, de la igualdad.

Por allí si me pierdo amigo…me encontrarás.

 

Encarna Recio Blanco.


 


martes, 23 de marzo de 2010

Fui recorriendo caminos.



Fui recorriendo caminos

Veredas sendas y atajos

Apartando las espinas

Que salían a mi paso.

Andaba a pasos gigantes

Con heridas en mis pies

Y nunca me detenía

En posadas sin cartel.

Con el cargamento a cuestas

Mis espaldas se doblaban

Pero seguía el camino

Que a mi meta me llevara.

Muchos amigos de paso

Del hasta pronto y adiós.

Pocos cariños del bueno.

Mucha cama, y poco amor.

 Fui recogiendo fracasos

Por aquellas duras sendas

Pues aunque siempre sembraba

No florecía mi cosecha.

 Luché con uñas y dientes

Para retener mí calma

Porque los lobos hambrientos

Cada día me acosaban.

 Hacia vigilia en las noches

Que la luna se enfadaba

Y me encubría entre las zarzas

Que me abrazaban.

Llegué, al fin lo logré

Cansada y herida de tanto correr.

Y aquí me tenéis, dispuesta otra vez

A seguir sembrando…aunque sólo sea

En este papel.


Encarna Recio Blanco.

 



jueves, 11 de marzo de 2010

Por la calle de las ánimas



Por la calle de las ánimas nos encontramos los dos

Ibas del brazo de otra pero a mí no me importó.

Tocaban a la novena de María Encarnación

Y las beatas miraban el saludo de los dos.

A murmurar empezaron con sus lenguas afiladas

Diciendo que era un descaro la miraba que te echaba.

Que ya llevabas del brazo a tu esposa Salustiana

Y que aunque era muy fea la pobre era una buena muchacha.

 Yo iba con minifalda una blusa de lamé

Y las pestañas postiza que me compré en  Marrakech.

Relucía mi sonrisa más que los soles del Cielo

Porque portaba mi alma más limpia que los luceros.

 La culpa fue del destino que se encontraba en las ánimas

Tan aburrido y hastiado como las negras beatas.

Me hizo tilín tu mirada, me gustó tu porte fino

Y pensé para mis adentros ¡Podría ser mi marido!

 Pero como eras de otra… no quise seguir hurgando

Me planté mi dignidad y me fui de allí pitando.

Me subí a mi palomar donde no tengo palomo

Pero que puedo escribir lo que me sale del moño.

 

 Encarna Recio Blanco.



miércoles, 10 de marzo de 2010

Siempre el muro.



Siempre el muro entre nosotros

Siempre las mismas batallas

Siempre la espera a la puerta

De mis esperanzas.

Puse los soportes firmes

Aunque una soga me ataba

A tu amor de calenturas

Con esperas sin llegadas.

No me importó que las lenguas

Por detrás me criticaran

Cuando a escondidas veían

Que mi sombra te esperaba.

 No me importó malgastar

Mi incipiente lozanía

Ni que mi piel se manchara

Con tus caricias malditas.

No me importaron las horas

Los minutos y los días

En los que yo te esperaba

Sabiendo que no vendrías.

 He derribado aquel muro

Me encaré con la batalla

Y deshice aquella soga

Que me ahogaba.

He cerrado a cal y canto

Mi boca desesperada

Para no gritar tú nombre

En mis noches solitarias.

 Ahora me importa mi vida

La tuya dejo arrinconada.

Sigue sólo por tu calvario

Con esa cruz, que llevas a tu espalda.

  

Encarna Recio Banco.