Siempre
el muro entre nosotros
Siempre
las mismas batallas
Siempre
la espera a la puerta
De mis
esperanzas.
Puse los soportes firmes
Aunque
una soga me ataba
A tu
amor de calenturas
Con
esperas sin llegadas.
No me importó que las lenguas
Por
detrás me criticaran
Cuando
a escondidas veían
Que mi
sombra te esperaba.
No me importó malgastar
Mi
incipiente lozanía
Ni que
mi piel se manchara
Con tus
caricias malditas.
No me importaron las horas
Los
minutos y los días
En los
que yo te esperaba
Sabiendo
que no vendrías.
He derribado aquel muro
Me
encaré con la batalla
Y
deshice aquella soga
Que me
ahogaba.
He cerrado a cal y canto
Mi boca
desesperada
Para no
gritar tú nombre
En mis
noches solitarias.
Ahora me importa mi vida
La tuya
dejo arrinconada.
Sigue
sólo por tu calvario
Con esa
cruz, que llevas a tu espalda.
Encarna
Recio Banco.
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