Por
la calle de las ánimas nos encontramos los dos
Ibas
del brazo de otra pero a mí no me importó.
Tocaban
a la novena de María Encarnación
Y
las beatas miraban el saludo de los dos.
A murmurar empezaron con sus lenguas afiladas
Diciendo
que era un descaro la miraba que te echaba.
Que
ya llevabas del brazo a tu esposa Salustiana
Y
que aunque era muy fea la pobre era una buena muchacha.
Yo iba con minifalda una blusa de lamé
Y
las pestañas postiza que me compré en
Marrakech.
Relucía
mi sonrisa más que los soles del Cielo
Porque
portaba mi alma más limpia que los luceros.
La culpa fue del destino que se encontraba en las ánimas
Tan
aburrido y hastiado como las negras beatas.
Me
hizo tilín tu mirada, me gustó tu porte fino
Y
pensé para mis adentros ¡Podría ser mi marido!
Pero como eras de otra… no quise seguir hurgando
Me
planté mi dignidad y me fui de allí pitando.
Me
subí a mi palomar donde no tengo palomo
Pero
que puedo escribir lo que me sale del moño.
Encarna Recio Blanco.
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