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domingo, 31 de mayo de 2015

Del lecho hicimos nuestro altar. De mi libro."Atardeceres de Fuego"



Del lecho hicimos nuestro altar

Y en la sublime ceremonia

Bebimos hasta  emborracharnos

Con el néctar más puro

De las rosas.

Los mares se desbordaron

Por nuestra piel

Que ardiente y sudorosa

Se mecían como el viento

 Sacude  las hojas.

El hambre la saciamos

Con el pan que la pasión dora

En el horno incandescente

 De la lujuria más sonora.

 En el horizonte de los quejidos

Nuestras  pieles se  sonrojan…

 Resbalándonos tras las sabanas

Caímos a la mullida alfombra.

 ¡Allí nos esperaban las dos copas!

 De tanto trepar por la empinada cuesta

Nuestros cuerpos se abandonan

Hacia el precipicio de la noche

Que nos abre de par en par…

 Las puertas de la aurora.

 Los fuegos se calmaron

Con  el laúd y la estrofa  en nuestras bocas

Y un trozo del Cielo apareció…

Para asistir a nuestra sublime ceremonia.

 

Encarna Recio Blanco.





sábado, 7 de marzo de 2015

Las estaciones de mi cuerpo...


Las estaciones de mi cuerpo

Recorres con tu boca

Bebiéndote la primavera

De mis pechos

Y el néctar de mi boca.

 

Encarna Recio Blanco.




viernes, 10 de enero de 2014

Cuando apareciste comprendí



Cuando apareciste comprendí
Que no había conocido el amor
Ni la chispa del deseo
Ni la loca pasión.

Ahora sé que el amor
Es  tu Mundo
Por donde me pierdo
En un segundo.

Me pones del derecho, del revés
Me das marcha atrás
Siempre quise ganar y ahora...
Me dejo perder.

Encarna Recio Blanco.




sábado, 19 de octubre de 2013

Si supieras amor...



 ¡Si supieras amor cuánto te quiero!

Siempre adosada en mi ventana

Que cuajada de claveles lloran

Al percibir mi dolor por tu tardanza.

 ¡Si supieras amor cuánto te añoro!

Acudirías presto a apaciguar mis ansias

Taladas con mil lanzas

Que cada noche se clavan en mi alma.

 ¡Si supieras amor cuánto te amo!

Volverías en la noche a mi llamada

Para engendrar la semilla y el fuego

En los pliegues de mi cama.

 ¡Si supieras amor cuánto te recuerdo!

Le dirías a Dios que te ayudara

A salir de ese  laberinto oscuro

Donde moras sin puertas ni ventanas.

 ¡Si supieras amor cuánto te extraño!

Oirías el canto de las aguas

De ese mar que nos separa y nos une

 En esta feroz batalla.

Si supieras amor cuánto te necesito

Tirarías la toalla

En ese ring donde el premio

Es solo chatarra.

¡Si supieras amor cuánto te quiero!

¡Con el peso de mis mustias esperanzas!

 

Encarna Recio Blanco.




sábado, 15 de junio de 2013

Me olvidé de decirte...



Me olvidé de decirte, muchas cosas en el alba

Cuando la luna risueña me dictaba

Las cartas que te mandaba.

Me olvidé de pedirte, los besos que no me diste

Las promesas que callabas

Y lo que no me dijiste.

Me olvidé de rebuscar, más la verdad en tu alma

Porque creía firmemente

Que me amabas.

Me olvidé de rezarte, una plegaria al pensar

Que el buen Dios a los dos

Nos perdonaba.

Me olvidé, que tenías dueña y otra vida…

Pero mi corazón me repetía

Que era a mí a quien querías.

Me olvidé de reclamarte, más amor 

Del que me dabas, el fuego, la pasión

Y todas tus esperanzas.

No me olvidaré decirte, una vez más…

Que te quise y que te quiero

Hasta que mi corazón

Deje de latir por este sueño.

 

Encarna Recio Blanco.

 


viernes, 2 de marzo de 2012

Soy diferente




Soy diferente.
Es mi problema,
 no me importa
porque soy sincera.

Soy diferente
en el amor.
En la contienda,
y en la pasión.

Soy diferente
en el pelaje,
en la limpieza
y en la educación.

En el despiste.
En el lenguaje
de mi ignorancia,
en un renglón.

De escribir
sin ton ni son
verso tras verso,
para la gente
Con corazón.

Soy diferente…
¡Y lo sabe Dios!


Encarna Recio Blanco




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martes, 29 de abril de 2008

Se repiten en mi mente





Se repiten en mi mente la historia de nuestra vida, y pasa tan presurosa que apenas me da la dicha de quedarse entre mis sueños, de aportarme la alegría, de tocarme con sus dedos, de calmar esta agonía.

  Se repite ya cansada de tanto ir y venir, de tantas noches furtivas, que yo jamás te pedí. Las horas entre tus brazos se escapaban  veloces, la pasión nos consumía cuando en las noches de invierno, en mi alcoba aparecías, amándome sin medida, sin reservas y sin miedos, a tu lado parecía que no existía el infierno.

 Las palabras son pasos y los verbos se terminan, para explicar lo que siento en esta noche tan fría. De quererte sin sentido cuando ya todo se fue, de seguir en este túnel del que ya no sé volver.

 No te pido que regreses ni que me pidas perdón, ni siquiera unos meses a solas juntos tú, y yo. Te pido que me recuerdes y que no olvides por Dios…

Aquellos besos que nos dimos, y los que el tiempo nos robó.


Encarna Recio Blanco.