Callada pasa la noche sin mediar ni una palabra.
El viento en su letargo toca mi puerta y se para.
Se apodera de mis sueños un demonio vengativo
Que me recuerda que tú no estás, que ya te has ido.
Lloran lágrimas de sangre los mantos que me arroparon.
Tengo sed y me contengo, están sangrando mis labios.
Alguien roza con sus uñas la esquina de mi almohada
Al mirar, escucho y siento un escalofrío en mi espalda.
Veo a un hombre que conozco su aliento y sus manos
Que reconozco su risa, y el tacto de su costado.
Me ama, y yo lo amo,
luchando creo que en vano
Y cuando más me rebelo, mas se atan mis dos manos.
¿Eres tú mi amor que has vuelto? ¿Estás de nuevo a mi lado?
Cansada y rendida veo a Dios, que me está mirando
Y su perfume embriagador
calma mi piel de inmediato
Le imploro que no
se vaya esta noche de mi lado
Para ayudarme en la contienda que tan sola, estoy
lidiando.
El momento desaparece, y vuelve a mi piel su suave tacto
Y siento que me palpita el corazón en mis manos.
Pero de pronto despierto y en la esquina de mi cama
Siento de nuevo ese aliento, ¡y no estás Dios mío!
¡Aunque te siento!
Encarna Recio Blanco.
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