Decía, Miguel Hernández…que la guerra
era como una hoguera maldita, donde los locos se abrasan. ¡Tristes guerras!
Hoy, recordando
sus palabras me uno al gran poeta,
aunque no tenga la maestría que él tenía, para escribirlas.
Con mis humildes letras voy hilvanando el sentir y el horror, que ahora nos envuelve y que tienen al mundo aterrado entre metrallas y bombas.
Como él pretendía pretendo, que aunemos nuestras fuerzas cantando al unísono por la Paz, para que nos vuelva, denunciando las injusticias y luchando sin armas para conseguir… La Paz y la Justicia.
Regalar
mis sonrisas al triste que camina, y que tenga hambre de alegría.
Aliviar
con mis manos al que esté lleno de heridas. Dar amor al que nunca en su vida, sabía
que existía.
Abrir
las conciencias cerradas de los malvados, y si puedo dulcificarlas.
A los
dictadores que masagrán los pueblos, a los asesinos que violan y matan, a los que
sin sentimientos dejan morir en el mar a
los que no tiene Patria.
Lucho
en esta batalla sin armamento, sola con mis folios, la tinta, y el tintero…
intentando que los malhechores, se miren el alma por dentro.
Y como
decía “Gloria Fuertes” mi partido es el
de la Paz…no pido votos, pido botas para los descalzos.
Encarna Recio Blanco.
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