La Celeste se escapaba
Todos los viernes a la verbena
Vestida de lentejuelas
Y en el moño una peineta.
Ni amante que la quisiera…
Bailaba sola en la pista
Sin pizca de vergüenza.
Se tomaba un par de whisky
Después dos o tres cervezas
Con un bocata de atún
Que le hacía la cantinera.
Después volvía a la pista
Mirando muy descarada
A un camarero soltero
Que llegó de Guatemala.
¡No le importaba!
Quería que alguien le echara el guante
Para que la desposara.
La Celeste también se iba
Al hogar del pensionista
Para ver si
algún viudo
El guante le echaba.
Triste volvía a su casa
Con una copa de más
Por callejuelas
solitarias.
¡Ay! Celeste la cantaban
Los niños que la veían
Por la calle de la ánimas
Donde su casa tenía.
Celeste vete a Benidorm
Que allí siempre se liga
Para pescar a un buen partido
Aunque no entiendas lo que te diga.
Que las doce y cuarto son
Y si mucho te descuidas
Te roban el corazón.
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