sábado, 27 de enero de 2024

Ella va tan ufana...

 


Ella va tan ufana paseando por las calles, con su mirada negra y perniciosa, oteando la presa como un león con hambre.

Ella no se para en edades, ni en las clases sociales, ni en machos, ni en hembras, ni si son jóvenes, o viejos, si tienen la piel blanca, o la piel negra, nadie se percata de su presencia ni se paran a pensar, que a su lado la llevan.

Todos van con cerrojos en los ojos y el macuto pesado, llenos de marañas en sus espaldas, tan aprisa en esa carrera, donde los necios  bregan, hacia la meta de la esclavitud, volando sin alas, hacia una empresa que le paga una miseria.

Cuando por la calle pasa Ella, hasta los muros se estremecen por su presencia, pero el ser humano ni se da cuenta, o la ignoran, como si no fuera con ellos la sombra negra.

Las calles ahora, están llenas de gentes que tranquilamente pasean, otras,  en veloz carrera quieren entrar en las tiendas, porque empiezan las rebajas y quieren atrapar la mejor de las prendas.

 Ella sigue oteando a sus presas…

Ahora, por los aires huele a cenizas funerarias, a gobiernos rearmados, a misiles que se estrellan sobre un avión, que con gran estruendo, explota llenos de almas, quedando carbonizados en la tierra.

Los edificios, ahora que se aproxima la Navidad, están iluminados con luces de colores de tal manera, que brillan con serpentinas onduladas como si fueran estrellas.

Dentro de esos edificios iluminados, los cuerpos moran con las miradas perdidas, las sogas al cuello, y sin decirse ni una sola palabras, se matan unos a otros por la espalda, a sangre fría, o violando a la madre, que pario a sus hijas.

En mi deambular a Ella la veo y su presiento por estas calles, me aterra con su guadaña a cuesta, y un escalofrío recorre mi cuerpo de pies a cabeza.

No quiero saludarla por si se me acerca, trato de esconderme detrás de una puerta y pasa a mi lado, pero no se acerca.

Respiro aliviada, pero mi alma en vilo me va recordando, que tal vez, otro día en el que yo la presienta, venga de frente, me pare y me diga, que tengo que irme con Ella... quiera yo…o no quiera.

 

Encarna Recio Blanco.



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