Quiero compartir contigo el soplo del viento
El nácar de la nieve y el sabor de los besos.
Los ojos de una hembra pariendo.
Que cure tu amor si lo tienes enfermo.
Encarna Recio Blanco.
Quiero compartir contigo el soplo del viento
El nácar de la nieve y el sabor de los besos.
Los ojos de una hembra pariendo.
Que cure tu amor si lo tienes enfermo.
Encarna Recio Blanco.
Sin
abonar tus noches con mis versos
Sintiéndote
prisionero en una cárcel
Sin
agua, sin aire, y sin fuego.
Como me duele el pecho y la cintura
Que
se cimbrean con tu solo recuerdo.
Y
se me escapan los besos de mi boca
Cuando
les digo que voy a tu encuentro.
Caricias en mi piel bordaron tus palabras.
Amalgamas
de besos sin fronteras
Sembrados
en un bancal que florecía
Regados
con mi pena y la quimera.
Como me duele en el alma tu derrota
En mi campo con la lira a cuesta.
Desnuda me adentro sin fuerzas
Por
las calles de un Cielo cuajado de estrellas.
En el limpio cáliz se juntarán nuestros labios
Cuando
el buen Dios nos abra sus puertas
Y
quedaremos prendidos para siempre
De
la eternidad que ansiosa nos espera.
“Atardeceres de Fuego”
Encarna
Recio Blanco.
Esperas…espero.
Días que se van consumiendo
Entre la esperanza y el milagro
Del renacimiento.
El baile de los arboles
También se ha desmayado
Sólo oigo el aullido de los lobos
Que me están espiando.
Camina la noche sin prisa,
Hacia tu morada amurallada
Con el silencio impenitente
De un ave sin alas.
Jirones de piel en mis dedos
Que están sangrando…
No quieren dejar de escribir
En este rosal talado.
Al soñar siento
Que estoy a tu lado
Que me miras y me besas
Entre el viento que viene asustado.
Huérfana de tu calo.
Harapienta mendigando
Retales de palabras sin tu eco
Y con besos prestados.
Encarna
Recio Blanco.
En el
alambique del paisaje
Dibujé
nuestras horas
Los
momentos más dulces
Cuando
callaban las horas.
El perfume de la noche
La luz
sobre el olvido
El
llanto de la niebla
Y el
cantar de un pajarillo.
Los mensajes de una diosa
El arpa
de un buen amigo
Galopando
esta noche me pierdo
Cual
caballo desbocado…
¡Por tu
infinito!
Encarna
Recio Blanco.
Me
paso las horas
Mirando una estrella
Siendo el Cielo inmenso
Siempre voy a ella.
Le cuento las cosas
Que aquí se suceden
Y unas veces llora
Porque no comprende.
Que niños tan niños
No tengan comida
Que siempre haya frentes
En guerras malditas.
Que los campos verdes
Se tornen sarmientos
Que todos los ríos
Estén casi secos.
Que el mar se enfurezca
Sin un previo aviso
Que el aire se lleve
Todo lo dormido.
Que la justicia haya roto
La balanza que medía
Para que den el castigo
A los que quitan la vida.
Ella callada me escucha
Y a veces, su luz esconde
Para dejar en penumbra
Este mundo y sus horrores.
Encarna
Recio Blanco.
¿Cómo deciros algo, que ni siquiera yo entiendo?
Ni
puedo expresar con estas letras taladas por mi desolación, algo que es
incomprensible, en el mundo que me rodea.
Cómo
deciros lo que me supera, lo que no entiendo, lo que me revela y arreglar no
puedo, en este entorno fiero y hostil, acosado por guerras, hambres, injusticias,
metrallas a ras de los inocentes, que mueren cada día, sin saber el porqué de sus infiernos.