Sin
abonar tus noches con mis versos
Sintiéndote
prisionero en una cárcel
Sin
agua, sin aire, y sin fuego.
Como me duele el pecho y la cintura
Que
se cimbrean con tu solo recuerdo.
Y
se me escapan los besos de mi boca
Cuando
les digo que voy a tu encuentro.
Caricias en mi piel bordaron tus palabras.
Amalgamas
de besos sin fronteras
Sembrados
en un bancal que florecía
Regados
con mi pena y la quimera.
Como me duele en el alma tu derrota
En mi campo con la lira a cuesta.
Desnuda me adentro sin fuerzas
Por
las calles de un Cielo cuajado de estrellas.
En el limpio cáliz se juntarán nuestros labios
Cuando
el buen Dios nos abra sus puertas
Y
quedaremos prendidos para siempre
De
la eternidad que ansiosa nos espera.
“Atardeceres de Fuego”
Encarna
Recio Blanco.
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