domingo, 18 de diciembre de 2011

Suena el tambor.




Suena el tambor.
Se encienden las luces de neón
 las panderetas se oyen
por el frío callejón.

Muchos hombres sin trabajo
en el humilde fogón
miran sin ver el horizonte
donde calmar su dolor.

Madres buscando a sus hijos
sin encontrar solución
lloran entre  basureros
buscando su corazón.

Un amante y su querida
yacen en ríos de sangre
confundieron el amor
con el goce de la carne.

Suena el tambor.
Los gobernantes no piden perdón
por la tragedia y la sin razón
que hay a su alrededor.

En el pesebre…

Un Niño llora y se queja
al  ver tantas injusticias
que hay en esta tierra
prometida.



Encarna Recio Blanco









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miércoles, 23 de noviembre de 2011

martes, 15 de noviembre de 2011

Escalaba la empinada.





Escalaba la empinada montaña
de la vida sin detenerme.
Muchas veces los pies me sangraban
y el sudor inundaba mi frente.

Nada me paralizaba en mi afán
ni me fallaban las fuerzas,
quería llegar lo más pronto posible
a la cima de mis metas.

Quise atrapar en primicia al amor
cual una tigresa,
pero siempre se escapaba
por la puerta trasera.

Después, quise parir un hijo
y me puse en cuarentena
lejos del mundanal ruido
para que nadie me viera.

¿Pero no tenia marido ni amante
que fecundara mi tierra?
Cuando me vine a dar cuenta
estaba seca mi huerta.

Después, me puse a estudiar
lo que en la Universidad no enseñan
y me dijo el profesor
que eligiera otra carrera.

Por ella circulé de prisa
con una enorme cartera
llena de medicamentos
que no curaban mi impaciencia.

Después, me puse a escribir
noche y día sin parar
como un molino de viento
sin granos que machacar.

Después, hice muchas cosas
que no puedo enumerar
no paraba ni un segundo
en mi loco deambular.

…Y heme aquí preguntándome
si alcancé alguna de ellas
cuando tengo en la frente mil surcos
y el corazón con cadenas.

Cuando ya se me fueron los sueños
y de mis ojos sólo pende la pena.
Cuando ya de mis labios los besos
escaparon de su madriguera.

Es muy corta la vida…muy corta
para tanta faena…
Cuando vienes a hacer el recuento
la sepultura te espera.

Y es entonces cuando piensas...
Que te falta vivir dos o tres vidas más
para conseguir…
¡Lo que pendiente se queda!




Encarna Recio Blanco












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martes, 11 de octubre de 2011

Para Lucía





Caminando por las estrellas
una noche te encontré
con tu maleta de sueños
de esperanzas y de miel.

Tu lecho una blanca nube
los Ángeles por doquier
cantando y jugueteando
en el infinito aquel.

Tu voz  cual un manantial
se escapaba en la vertiente
para regar los corazones
que estaban inertes.

Para plantar en las almas
otra vez las ilusiones
y esos buenos sentimientos
que dormidos permanecen.

Una estrella se fugaba
y otra volvía  aparecer
en la nebulosa limpia
de aquel bello amanecer.

Dos alas me trasportaron
hasta tu lecho…
Dos luceros oteaban
nuestro feliz encuentro.

Juntas hicimos un conjuro
mirando al Mundo
que se debatía
Roto y desnudo.

Para abolir las guerras
para paliar el hambre
para que la Paz en la Tierra
otra vez se nos instaure.

Dios atento nos miraba
y dulcemente nos decía:
Vosotros seguir sembrando
no os importen las fatigas.

Y aquí estamos otra vez
en este Mundo imbuidas
con nuestras voces
clamando cada noche…
¡Por la Paz y la Justicia!




Encarna Recio Blanco.











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domingo, 2 de octubre de 2011

Noche tras noche.



Noche tras noche en blanco, sin dormir.
Ardo entre los pliegues de mi cama
sé que estás a punto de venir
pero sólo llega la mañana.

Las campanas tocan a misa temprana.
Los pájaros saltan gozosos en mis ventanas.
El agua purifica mi piel quebrada
y en el bautizo, descansa.

Me  sorprendió la vida por la espalda
aunque siempre andaba con la frente alta.
Tal vez, no descubrí lo que era para ti.
Tal vez, nunca supe a quién amaba.



Encarna Recio Blanco













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viernes, 30 de septiembre de 2011

En la noche de otoño




En la noche de otoño se abre
una celosía de tul y colores
caminan las ánimas
con negros faroles.

Apunto hacia el Cielo
que callado mira
lo que ven mis ojos
con venda ceñida.

Se oyen alaridos
aullidos de perros
y unas campanadas
llenas de misterios.

Pasa en el silencio
una caricia perdida
la recojo por si viene
la amada que me lo pida.

Un borracho y su botella
una puta malherida
un hombre que se casó
y ahora va con su querida.

Seca se estira la noche
remolona palidece
mis musas se escapan
ya de mi mente.


Encarna Recio Blanco





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