Noche tras noche en blanco, sin dormir.
Ardo
entre los pliegues de mi cama
sé que
estás a punto de venir
pero sólo llega
la mañana.
Las
campanas tocan a misa temprana.
Los
pájaros saltan gozosos en mis ventanas.
El agua
purifica mi piel quebrada
y en el
bautizo, descansa.
Me sorprendió
la vida por la espalda
aunque
siempre andaba con la frente alta.
Tal vez,
no descubrí lo que era para ti.
Tal vez,
nunca supe a quién amaba.
Encarna Recio
Blanco
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