domingo, 30 de diciembre de 2007

Qué ganas de reír tengo




Qué ganas de reír tengo.

¡Qué ganas de reír, ya lo creo!

Me han tocado

Dos millones de esperas

A un tren que nunca pasó por mi vía.

Muchas nanas sin cantar

Aunque el amor  hacía.

Doctorada en la sapiencia

De luchar todos los días,

Sin armas.

Con la esperanza prendida

De un rosal que se secó.

Con el corazón por bandera

 Que en mil mares naufragó.

 Ganas de reír que tengo...

¡Ganas de reír…ja.ja.ja!

¡Ya lo creo!

 

Encarna Recio Blanco


Esta tarde estoy serena



Esta tarde estoy serena.

Ya ni me llegan recuerdos.

Sólo mis dedos que bailan

Con esta pluma escribiendo.

Esta tarde no estoy triste.

Ni alegre.

Ni me bulle el cuerpo.

Ni te espero.

 No sé qué pasa esta tarde

Que estoy sintiendo…

Que has muerto.


 Encarna Recio Blanco



A mi Ángel de la guardia


A mi Ángel de la Guardia he pedido prestada sus alas

Para volar hacia él un minuto en la distancia.

 Mi Ángel se echó a reír y me ha dicho que soy osada

Que  ya tienes  tu destino prendido de la otra rama.

Sólo quiero ver sus ojos negros como mis mañanas.

Sólo quiero ver su boca abierta a mi esperanza.

 Volver a sentirle cerca. En su calor envolverme.

Compartir su sementera y que fecunde mi tierra.

Si no tiemblas, me volveré. Si no siente, desistiré.

Si no vibra, sabré perder. Pero si tiemblas.

 Si siente…Si vibra, si me ama. Ya nunca devolveré

A mi ángel de la guardia las alas que le robé.


 Encarna Recio Blanco



jueves, 27 de diciembre de 2007

Un...Dos...Tres.




Un cigarrillo, dos, tres…

Nadie viene, nada pasa.

Ya me cuento seis

Y casi me ahogo.

Sopla que te sopla

Que no es el cigarro

El que ahora me ahoga.

 Es que… ¿Sabes qué?

Que me encuentro sola.

Solita otra vez.


Encarna Recio Blanco





viernes, 21 de diciembre de 2007

Llegaste cansada




Llegaste cansada, melancólica y fría.

Como la tormenta que cae sin llamar.

Llenaste de lodo las calles vacías

Envolviendo  todo con tu soledad.

 Clavaste las uñas, donde más dolía.

Fuiste despiadada y fuiste muy cruel.

Compasión te falta más que caridades.

Quien oye tu risa, ya no vuelve a ver.

Aquella mañana yo miraba al Cielo

Un Cielo desnudo y sin compasión

Lanzando preguntas a otro vil espacio

Ni  un eco responde a mi desazón.

Quien tapa tu manto no ve más el día.

Quien tienta tu calma no vuelve a surgir.

Porque eres huraña, tacaña y hastía.

Tú no tienes alma...te faltó vivir.

Muchos tienen miedo de tu fuerte azada

Que arranca de cuajo todo en derredor.

Y te importa poco el llanto y la rabia

Que cause tu mano, sin ningún pudor.

 Tú te lo llevaste sin pedir permiso.

A todos nos buscas antes o después.

No te importa el tiempo ni entiendes de halagos.

En tu agenda negra tu lista relees.

Pero que crueles fueron esas manos.

Para despedirnos, tiempo no nos dio.

Sabiendo que existes no te tengo miedo.

El día que vengas nos veremos tú, y yo.

Déjanos entrar en el Reino Eterno

Allí todos juntos a parar iremos

Donde nada existen ni clases ni edades

Los ricos los pobres...juntos y en unión.

Ten piedad del mundo y de sus desdichas.

No te lleves algo a tan temprana edad.

Contigo me encaro, ¡Muerte en esta tarde!

Por esta jugada...por este dolor.

 

Encarna Recio Blanco


 

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Te vendo un poema





Te vendo un poema
 por una sonrisa.
Te callas...
Me miras y te vas a prisa.

Esta loca piensas...
y puede que no sea del todo,
 mentira.



Encarna Recio Blanco