viernes, 1 de diciembre de 2023

La Soledad esta noche...



 

La Soledad esta noche, envuelve mis melancolías y me visita.

 De una forma misteriosa aparece de repente, sin previo aviso, desaliñada me mira y  me va enredando como una madeja desgajada, o como la ventisca del otoño que todo lo arrasa, y entre sus hilos, quedo atrapada, sin conseguir la retirada.

Me habla  sin palabras  cual fantasma, extraña y bellaca, quiero ignorarla pero se revela maliciosa, queriendo entorpecer mi espacio, mi casa, y mi butaca. 

 Si estoy escribiendo, inutiliza a mis musas que antes me inspiraban, y que asustadas, me dejan plantada y se marchan. 

Ahora, me mira sin piedad cuando advierte en mí la rabia por su visita inesperada e ingrata, con los ojos de un cuervo carroñero con hambre, que busca la presa para devorarla. 

Maquiavélica, hurga con saña en mis silencios, me fustiga con el látigo del miedo, me envuelve entre su manto negro, que huele, a cipreses y a cementerios.

Silenciosa, empieza a rebuscar en mis adentros las espinas, los  amores frustrados, las batallas perdidas, los caminos acotados, las breñas, los sinsabores, las fiebres y los dolores del cuerpo, y del alma. 

Malhumorada la invito a que salga de mi casa, pero se hace la loca y   se sienta a mi lado, la muy descarada. 

 Ahora, furiosa me planto ante ella, me encaro con su astuta mirada, me levanto y le abro la puerta,  pero nada, no quiere salir, remolona se pasea por la estancia como si fuera una Reina destronada.

Abro la puerta y soy yo, la que sale de mi casa huyendo de ella,  dando un portazo, echo la llave y dentro, se queda la malvada Soledad, encerrada. 

Respiro aliviada corriendo por el parque, como una que va haciendo el maratón de las mil leguas…

 Agotada, me siento bajo un álamo dormido, que al verme, de sopetón despierta de su letargo. 

Entonces, en bandadas aparecen mis musas, que haciendo un círculo a mi lado se sientan.

No tengo papel ni pluma, les digo angustiada…ellas me responde a grandes carcajadas y me dicen, que escriba en la tierra donde  estoy arrodillada.

 

Encarna Recio Blanco.



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