jueves, 7 de diciembre de 2023

Cuando por la calle voy...


Cuando por la calle voy dispuesta y peripuesta, mucha gente me mira curiosa, otra tal vez, con la envidia  en la pestaña al verme sonriendo y mirando descarada sin importarme lo que digan o piensen.

 Y aunque por dentro vaya llorando o conteniendo mis dolores, a los que nunca hago caso…sonrío.

 El otro día, dos mujeres cuchicheaban y  pasando junto a mi lado las oí decir ¿Cuántos años tendrá esa tía?

  Me contuve como pude y en vez de contestarlas les regale la mejor de mis sonrisas. Hoy hago  mías las palabras del gran Saramago que decía...

 ¿Qué cuántos años tengo? ¡Qué importa eso! ¡Tengo la edad que quiero y siento! La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.

 Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido... pues tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos.

 ¡Qué importa cuántos años tengo! ¡No quiero pensar en ello! Pues unos dicen que ya soy vieja otros "que estoy en el apogeo". Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro me dicte.

Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos.

Ahora no tienen por qué decir: ¡Estás muy joven, no lo lograrás!... ¡Estás muy vieja, ya no podrás!

Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.

Tengo los años en que los sueños, se empiezan a acariciar con los dedos, las ilusiones se convierten en esperanza.

Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada. Y otras... es un remanso de paz, como el atardecer en una playa.

 ¿Qué cuántos años tengo? No necesito marcarlos con un número, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas... ¡Valen mucho más que eso!

 ¡Qué importa si cumplo cincuenta, sesenta o más! Pues lo que importa: ¡es la edad que siento!

Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos. Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.

 ¿Qué cuántos años tengo? ¡Eso! ¿A quién le importa? ¡Tengo los años necesarios para perder ya el miedo y hacer lo que quiero y siento!

 Qué importa cuántos años tengo. O cuántos espero, si con los años que tengo,

 ¡¡Aprendí a querer lo necesario y a tomar, sólo lo bueno!!!

¡Pues eso!!!

Seguiré por mi camino sin complejos, poniéndome collares, lentejuelas, pintándome los labios, tintándome el pelo, me haré mayor…pero nunca,  nunca seré una vieja.

¡Nunca!

Encarna Recio Blanco.


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