He conocido a Reyes sin coronas
Y a mendigos con ella en sus cabezas.
A mujeres por los suelos destrozadas y
A sus maridos dando dentelladas como fieras.
He sido testigos de amores de paja.
De compra y venta en una iglesia.
De lujosos castillos derrumbados
Y de amorosos nidos, sin las tejas.
He sido cómplice de alguna marioneta
Por alguna caricia amordazada entre rejas.
He quemado mi tiempo en frías hogueras ardiendo
Como una muñeca de paja llena.
He cantado a mi alma cuando mi corazón
Preso del desamor se debatía
En la lucha titánica de querer escalar
Una montaña muy alta, donde preso
¡Lo tenían!
Encarna Recio Blanco.
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