jueves, 30 de mayo de 2019

El tema de las vacaciones-Sátira-


El tema de  las vacaciones, hay que tratarlo despacio,

Pues si no lo planificas puede  que sea un fracaso

Todo el año suspirando esperando el mes de agosto

Para darte la gran vida en tu dorado reposo.

Las maletas, los billetes el Caribe ya te espera

Pero tu suegra te dice que ella sola, no se queda.

Empezáis a rebuscar entre toda la familia,

Quien se la puede quedar a la pobre Josefina.

 Unos que se van al campo…los otros no tienen camas,

Y la vecina te dice: que ella se va, con su hermana.

Una batalla campal se arma dentro de la casa

Pues tus hijos nada quieren, saber de la problemática.

Tú te limpias el sudor. Tu mujer una o dos lagrimas.

Y la pobre josefina espera desconsolada.

¿Cómo vamos a perder los vuelos y las reservas?

¿El crédito concedido y las maletas ya llenas?

¿Quiere usted  irse a Benidorm? Aunque sea una semanita,

Con la parroquia  que dicen, se pasa de maravilla.

 No hijo, que con los curas sólo visitan iglesias,

Y eso del Caribe a mí,  me mola más que la misa.

 Señora,  se vaya al pueblo, que ahora es la romería,

Tiene allí muchas amigas, que la darán compañía

 ¡No me voy ni al pueblo, ni a Benidorm!

Ni me muevo de esta silla.

Ni me quedo  sola en este piso…

Con mi dolor de rodilla.

 

Encarna Recio Blanco.





miércoles, 29 de mayo de 2019

Ven mi amor que hoy…


Ven mi amor que hoy…

Quiero emborracharme

Lléname la copa

De  amor y de versos, 

Para que paladee

El sabor de tus besos.

Abrázame fuerte

Hasta que me rompas.

Hasta que me agotes

Y desfallecida, me goces.

Hazme sentir

La pasión y la lujuria, 

En el tálamo sagrado

Donde habita la locura.

¡No te detengas y dame de beber!

Que entre el torbellino

De nuestras pasiones…

¡Renaceré!

 

Encarna Recio Blanco




miércoles, 15 de mayo de 2019

Si pudiera hilvanar...


Si pudiera hilvanar con esmero en este folio

Un sinfín de palabras, te diría

Confusa y derrotada,

 Lo que siento en el fondo de mi alma.

Si pudiera bordarlas, adornarlas

 Con ribetes de oro, con hilos de plata,

Acicaladas con el resplandor del Cielo

Y de esa Luna,  que me mira enajenada.

 Si pudiera  seguir perseverante sobre

Los musgos secos de mis esperanzas.

Sin que el dedal se me escape

De estas manos agrietadas.

Si pudiera decirte en estos renglones

Lo que no pude, frente a frente, cara a cara,

Al ver que te despedías para siempre

En aquella estación abandonada.

 Si pudiera no quererte y olvidarte.

Si pudiera asesinar al duelo que me embarga.

Si pudiera terminar mi vida sin recordarte…

Entonces…

 Terminaría esta labor,

Con mi sangre en ella derramada.

¡Si pudiera…Si pudiera!

 

Encarna Recio Blanco.



jueves, 9 de mayo de 2019

Aunque tú no lo sepas...


Aunque tú no lo sepas

Me he inventado tu nombre,

Para que la noche mitigue

Mi agónica espera.

Aunque no me oigas

Siempre te llamo,

Cuando la madrugada

Hace estragos en mi almohada.

Con relojes  sin cuerdas,

Contando las horas,

Con mis sueños envueltos

En amapolas.

Aunque tú lo ignores

He besado tus huellas,

He limpiado tus lágrimas

Y he llamado a tu puerta.

Tú no lo pensabas

Pero siempre te esperaba,

 En aquella estación

Entre vientos y escarchas.

Aunque no lo comprendas

La vida se nos escapa,

Con atisbo de temores

Y sin esperanzas.

Aunque mis silencios

No comprendas eran

 Para no despertar al  guardián,

Que te tiene entre rejas.

Aunque tú no tengas la valentía

 Que a mí me sobra…

Ya me faltan las fuerzas

Y te cierro mi puerta.

Aunque tú no entiendas a los poetas.

Ni a los limpios de corazón.

 Te diré…

Que ellos prefieren la muerte…

¡A una traición!

Encarna Recio Blanco.




jueves, 2 de mayo de 2019

Madre…Cuantas veces mi pluma sencilla...





Madre…

Cuantas veces mi pluma sencilla se calla con miedo,

Se queda sin tinta y el papel se rompe.

Nunca pude madre estando consciente hacerte un poema

Como te mereces.

Fui la oveja negra en redil caliente.

Fui la incomprendida, la que quizás no merece

Llevar tu apellido Blanco cual la nieve.

Fue tu primer beso, promesa, fue tu constancia mi guía,

Fueron aquellos cachetes luz, para mis negros días.

Fuiste poniendo pontones a mis desvaríos de niña

Para que fuera muy limpia, no sólo para ir a la escuela

Si no, para ir por la vida.

Un buen día de tu nido voló tu paloma herida

Y se puso sola  remontando sendas valles y colinas.

Lejos de ti comprendió porque tantas regañas

¡El “Ten cuidado! ¡No corras! ¡Y heme aquí con mil heridas!

Ahora me paro y medito, ahora que ya no soy niña,

Y me duele el corazón y me duele el alma mía,

Por no saber si llegué, a lo que soñaste un día.

Recordé tanto mi escuela, a mi maestra,

Y aquella farmacia fría donde yo, aun tan pequeña,

Ya escribía mis poesías.

Poesías que siempre hablaban de lo que desconocía,

De lo que me imaginaba, de lo que después vendría.

¡Al amor pobre de mí! A la vida y era tan niña,

Y esas cosa que hoy conozco antes, que distinta las creía.

Hoy con los años se tornan en realidades tan frías

Que te hielan las entrañas que te aterida tus días.

Por eso añoro las cosas madre de cuando era una niña.

Sé que el mundo me enseñó cosas que tus no sabías

Y que si las conocías…siempre tú las silenciaste

Para no tarar mis días.

Pero como es imposible ir de buenas por la vida,

Porque los golpes te hacen abrir los ojos aprisa.

Se endurecieron mis huesos, trabajé como tú hacías

Y esquivé las zarzas negras que a mi paso florecían.

Y aquí me tienes, ya hecha casi una mujer prendida

De este mundo más bien malo, con mi alma más bien limpia.

 Otra vez madre lo intento, pero ya ves, no es poesía,

Fueron suspiros al viento que recoge esta cuartilla.

Otra vez madre será, cuando mis musas dormidas

Despierten, prometo hacerte Madre…

La mejor de mis poesías.


Encarna Recio Blanco.




martes, 30 de abril de 2019

Reflexiones-El amor


 

El amor…
El amor, es esa pócima milagrosa que cura las tristezas. Es el  motor que hace andar a los sueños. El bálsamo sagrado del alma, es algo, que no se toca, se siente, no se hace, se construye, no se busca, se encuentra, no se pide, se entrega.

 Hay que sentirlo aunque solo sea entre los sueños y, contar los segundos que pasan hasta verlo, esperarlo impaciente en el banco de los deseos, o deshojando margaritas en la ciudad perdida de los recuerdos,  en las ruinas que la noche deja marchitas sobre nuestra almohada.

Hay que saborearlo, por las ligeras esquinas de las emociones, por los lejanos valles de la madrugada, y por la eterna sonrisa de la luna.
A cada paso, en cada libro,  en todas las estrellas que se posan en el firmamento,  en la cara oculta del matiz,  que guardan nuestros secretos, en el frío de la noche, en el cálido encuentro, en las brumas de los mares, en lo oscuro de un cuerpo, y  en cada momento de nuestras vidas.

Hay que esperarlo  impaciente en el Cielo de los elegidos, en la nube roja del destino, en la cara y la cruz, de cualquier quimera, en el valle, en las montañas, entre las olas del mar, en las mieles de la brisa, o en la oscura guarida, donde por la  noche la tormenta  anida.
 Hay que decir te quiero, te amo, en la pobreza, en lo rico del momento, en la calle más poblada, o  en la soledad de un desierto.

El amor, siempre hace una parada en el andén de nuestra estación, para preguntarnos, si por un día, somos capaces de amar de verdad a alguien más, que a nosotros mismos.
 Si tenemos amor encontraremos las  fuerzas para el perdón, las esperanzas en las batallas, la seguridad en el palco del miedo, y  en los desencuentros.

Hay que atravesar desiertos a veces, para encontrar un oasis en lo más recóndito de la tierra, en nuestros corazones, y dejar a la criatura,  que vive  dentro de  nosotros libre, alegre y feliz.
 En el amor hay que tener la  madurez para decir me equivoqué, la valentía para decir perdóname, la sensibilidad para decir, te necesito, y la  capacidad para decir te amo…te amo.

Al amor, le pedimos alas para volar lejos, y en la distancia vemos donde nos encontramos.
 Él nos da tiempo para aprender de lo vivido, para luchar y saber con quién nos enfrentamos, para correr y llegar a un buen puerto.
Si no tenemos  alas, si carecemos  de  tiempo, si no tenemos días, ni Cielos, ni noches en vela,  ni siquiera tenemos sueños, no podremos seguir viviendo.


Esta noche memorable, en la que celebramos con la poesía día de los enamorados, donde hablamos de corazón a corazón, les diré, que guarden el amor como el tesoro más grande de sus vidas, en un cofre repleto de bellos retratos, de buenos recuerdos, de poemas de amor, aunque sean lejanos y, sobre todo, aquellos primeros besos en la soledad de una noche cualquiera.

Les diré que sueñen despiertos, a cada momento del día, y que vivan con intensidad, todas las situaciones que nos ofrece la historia que interpretamos.
El tiempo todo lo palia, y que los minutos son eternos, tanto… como nosotros queramos alargarlos.
Les diré, que tanto en el amor como en las guerras, no hay soldados sin heridas, pero también nos aportan las más bellas de las alegrías.
Espero y os deseo, que tengáis suficiente felicidad para que seáis más dulces, que tengáis las suficientes pruebas, para que os hagáis más fuertes, y suficientes esperanzas, para alcanzarlo.

El amor es como un viaje, lugar de salida, una mirada, lugar de llegada, un corazón, y sobre todo, recordar que antes de tocar unos labios, hay que acariciar el alma, y  que antes de conquistar un cuerpo, hay que tratar ganarse un corazón.

Hoy les deseo amigas y amigos enamorados, las más grandes de las pasiones, les auguro el más bonito de los versos y el cofre más repleto de amor, y sobre todo… no os olvidéis cada mañana, de pintar el amanecer, con una bella sonrisa.

Esta noche les voy a revelar uno de mis secretos más ocultos, todavía…todavía, siento la pasión, siento la pasión y el amor, con igual intensidad de cuando era una jovencita, en el único órgano que no envejece…Mi corazón.

Encarna Recio Blanco.