
Hoy el Cielo está de fiesta por tu llegada.
Hoy la tierra está muy triste por tu partida.
Los Ángeles a tu encuentro gozosos
aparecieron
Y entre laúdes y clarines de luces te vistieron.
Una inscripción a las puertas Iluminada de estrellas
Decía: Pasa… la Gloria tienes ganada.
Gala tenías en tu nombre, de Gala tú escritura
De Gala tus sentimientos que
rebosaban ternuras.
Talentoso y refinado caballero, profundo y luminoso
Con tu fiel bastón
por aliado y tu gran bagaje bajo el brazo.
Te enfrentaste a los
lobos. A los cuerdos y los locos
Y con tu varita
mágica ahuyentabas los enojos.
Pasaste tu vida entre
la prosa y la poesía
Quedando eternizada y bendecida, bajo el palio del amor
Que en tu corazón existía.
¡Quien pudiera Maestro hoy tener tu
pluma!
Para dedicarte éstas líneas, con tu
sapiencia y tu soltura.
Nos dejaste un legado muy difícil de
igualar
Hombre que supo lidiar entre la guerra
y la Paz
Humildemente te escribo para darte las
gracias
Y envuelvo mi corazón en ellas que sin
musas hoy, estalla.
¡Soy tu más ferviente admiradora! Tuve
la suerte de saludarte
Un día
en el café de Gijón donde recité, alguna de mis poesías.
Me preguntaste: ¿De quién son esos
versos?
No me acuerdo del autor te respondía,
con el fuego en mis mejillas.
Muy serio me miraste diciendo: Nadie
que no haya parido esos versos
Puede declamarlos como tú lo has hecho
¿Por qué me mientes?
Porque ante ti, me da vergüenza decir,
que son míos…
Y entonces me dijiste algo bonito que
me consagró, de por vida.
Te has ido, pero siempre estarás perenne entre
nosotros
Con tu recuerdo y tus obras…nadie
muere del todo.
Con mi admiración y respeto Antonio
Gala
Te dedico estas letras…
¡Descansa en la Luz Maestro! Y desde
allí… ilumíname
Para que pueda aprender a escribir mis versos.
Encarna Recio Blanco.