Agranda la puerta Padre
Porque no puedo pasar.
La hiciste para los
niños,
Yo he crecido a mi
pesar.
Si no me agrandas la
puerta,
Achícame por piedad.
Vuélveme a la edad
aquella
En
que vivir es soñar.
Unamuno.
Encarna Recio Blanco.
Agranda la puerta Padre
Porque no puedo pasar.
La hiciste para los
niños,
Yo he crecido a mi
pesar.
Si no me agrandas la
puerta,
Achícame por piedad.
Vuélveme a la edad
aquella
En
que vivir es soñar.
Unamuno.
Encarna Recio Blanco.
No
quiero ningún regalo
Que
se compre con dinero.
Voy
a pedir a los Reyes Magos
Algo
que necesita esta tierra,
Con
urgencia.
Les pido Paz para el mundo.
Que
se hermanen los pueblos.
Que
se abran las fronteras
Y
que los niños no mueran
En
la guerra.
Les pido solidaridad para repartir.
La
fe y la esperanza para subsistir.
Ternuras
y besos para compartir.
Y
esas delicias del Cielo
Que
no se venden aquí.
Eso quiero Reyes Magos
Si
tenéis a bien oírme
Y
dejarme estos regalos…
Os prometo repartirlos
Entre
aquellos que no creen
En
el mandamiento Divino.
Encarna
Recio Blanco
A Dios le agradezco, haber llegado hasta el final de un año más, y poder
disfrutar de un año nuevo que empieza.
Porque mi familia, que está sana y feliz, aunque esté lejana, por mi sombra
que me ve correr hacia el sol, esto significa que puedo
alcanzar la luz.
Por las faenas que tengo que hacer diariamente, y todo los demás quehaceres porque esto significa, que tengo casa.
Por esas vueltas que tengo que dar para buscar un aparcamiento porque esto
significa, que tengo coche.
Por las ropas que me quedan ajustadas, esto significa, que tengo suficiente para comer.
Por esos ruidos infernales de la gran ciudad, porque significa
que los oigo.
Por el cansancio y los dolores musculares que al final del
día tengo, porque esto significa, que tengo fuerzas para seguir.
Por el despertador que suena tan temprano todas las mañanas, porque esto significa, que estoy viva.
Por tantas y tantas cosa, hoy al finalizar un año más, me detengo para dar
gracias a Dios que a veces me olvido.
No quiero que se me olvide mi tiempo de vida, en asuntos que no merecen la pena, nadie viene a este mundo a encerrarse en un lugar oscuro, ni a lograr la aprobación de los demás, ni a matar el tiempo, el tiempo es algo maravilloso, un recurso no renovable.
Quiero mirar para atrás, solamente para cerrar los asuntos pendientes, es el único modo en el que el pasado, puede realmente pasar.
Hacerme cargo de mis errores y pedir disculpas, reconocer lo recibido, dar
las gracias, intentar comprender lo no comprendido, lo que ya no es, y
comenzar a hacer espacios para lo nuevo.
Quiero pedir ayuda cuando la necesite, para volver a posarme sobre mis propios pies, dejarme ayudar, es un buen antídoto para la omnipotencia, o la necedad.
Y ayudar, ayudar requiere el ejercicio de una solidaridad inteligente, de
sus trampas y de sus límites.
Quiero permanecer abierta a encontrar a verdaderos compañeros de camino, afines a mi más íntima esencia, como decía “Vinicio” la vida es el arte del encuentro.
Quiero vivir, viva es poco frecuente en los humanos, lo
lograré si continúo trabajando para abrir las
sensibilidades y las conciencias.
Quiero ser parte de aquellos que más que un año nuevo, celebran cada día, un día nuevo, intensamente vivos, y es que amigos, hay un único tiempo…aquí y ahora.
Encarna Recio Blanco.
¡Silencio…silencio…silencio! Que
calle el mundo un momento
Que está a punto de
nacer un niño ¡Que ya está naciendo!!!
La luz del Cielo baja la
nieve se cuajó la estrella guía a los Magos
Oro, incienso y mirra,
en el zurrón.
Van a adorar a un niño que entre pajas sonríe, aún sabiendo
Que le espera el
martirio de una cruz.
En bandadas los Ángeles entre
estrellas y luceros
Se afanan para adorar al
Rey de los Cielos.
Alrededor de unos troncos de unos encendidos robles
Los pastores se apiñan con
zambombas y tambores.
En los nudosos rediles las
ovejitas se esconden
Detrás del frío portal beben
nieve y piensan que comen.
La noche huele a romero la luna derrama pureza por el sendero
Y la tierra en un
instante… de Paz está floreciendo.
Desde mis ventanas veía
mil lucecitas y eran las estrellas
Que estaban loquitas. Brillaban… brillaban, corrían veloz,
Muy contenta gritaba: ¡Ha
nacido Dios!
Hosanna en las alturas, el Niño nos llegó, que cante
El mundo entero un villancico de amor.
Vengo de la Extremadura de
la Extremadura vengo,
Y al niño Jesús le
traigo mis poesías en un cesto.
¡Gloria a Dios en las alturas! Paz en la tierra a los hombres.
Dios ha nacido en belén en
esta dichosa noche.
Un niño recién nacido que
Hombre y Dios…
Tiene por nombre. ¡Silencio…Silencio!
Encarna Recio Blanco.
Mis palabras esta noche van dirigidas a vosotros mis amigos, amigos que me
visitáis en mi blog y que tal vez, ni nos conocemos, pero que yo os siento y
que ahora me leéis.
Ya estamos en Navidad, unos días en los que las familias se reúnen, llegan
los familiares al redil, días de regalos, de abrazos, de buenos deseos, donde
los hogares y las calles se adornan con luces de colores, donde en las mesas se
apiñan los manjares, el champan y el turrón alegrando con ellos las dulces
veladas.
En estos días, también hay otros seres humanos que están solos, que están
enfermos en hospitales, muchos médicos que no pueden comer con sus familiares
porque tienen que cuidarles.
Aquellos que están separados y no pueden cenar con sus hijos, los que no
tienen familia y deambulan de un lado para otro sin cobijo, los presos entre
rejas que son inocentes, o los culpables. Los que perdieron a sus seres
queridos, a todos los que van a la deriva en pateras y se dejan la vida
ondeando en mares furiosos diariamente y en Noche Buena.
Y a tantos otros, que por no tener no tienen, ni quien pueda darles un
abrazo. Quiero deciros en esta pequeña reflexión, que todos somos hermanos, que
podemos ser amigos. Y a todos vosotros que aunque no os conozca, se que estáis
ahí.
Quiero que sepáis que hay en el mundo muchas,
muchas, personas con buenos sentimientos que se acuerdan
no solo en estas fechas tan entrañables, sino siempre, de las desdichas y las
penurias de los demás.
En todos los seres humanos del mundo existe la alegría y también la
pena, en todos los corazones el dolor a veces anida.
La felicidad es efímera como la vida misma, unas gotas de ella
a veces nos emborrachan, cuando no la tenemos ni la
sentimos, parecemos fantasmas errantes que deambulamos de un lado
para otro, para buscarla.
Por eso, en estas fechas, y en otras similares hay que sacar las
fuerzas en los infortunios, que tenemos que avivar la fe, hacernos amigos del
enemigo, dar agradecimiento y calor a las fuerzas que se nos abren, a una mano
tendida que te aprieta, a una sonrisa que te alienta, y aquella estrella fugaz
que te alumbra, aunque solo sea un instante.
Hay que cultivar esa semilla divina con la que Dios, siembra y que florece
en todos los corazones generosos, para luego llevarle los frutos de Su cosecha
el día que nos llame para irnos para siempre, hacia su Cielo.
Que la luz nos ilumine, estas Navidades y eternamente.
¡Felices Navidades!
Encarna Recio Blanco.
Entrégate con la ambición
De un borracho
En la taberna de mi cuerpo.
Entrégame tus misterios
Para que yo lo despliegue.
Navegaré con los frutos
De tu voluptuosa cosecha,
Esparcidas por mis senos
Que ardientes lo esperan.
Cráter de lava que me ciega,
Huracán que me eleva
Por la pendiente de la locura
En el paraíso, de nuestra noche sin luna.
No te detengas…no te detengas y sigue,
Al ritmo pausado de las cuerdas,
De la guitarra y de tus dedos,
Sobre mis piernas.
Encarna Recio Blanco.