¡Cuándo pasará Dios mío esta pandemia de la faz de la tierra!
¡Cuándo saldremos de este horror y del dolor que nos aqueja!
¡Cuándo podremos abrazar a nuestros
padres y hermanos
A nuestros hijos y nietos, y a todos, los que en el corazón tenemos!
¡Cuándo se calmará nuestro dolor por aquellos que se fueron!
Por los que aquí quedaron sin darles un último beso.
¡Cuándo Dios mío las ambulancias
silenciaran sus sirenas!
¡Hasta cuándo los médicos y las
enfermeras podrán descansar!
¡Cuándo podremos quitarnos las mascarillas de nuestras bocas!
¡Cuándo dejaremos el confinamiento
en estos días sin horas!
¡Cuándo se esfumará el luto de
nuestras almas!
El dolor de nuestros corazones y el
miedo, al ver que la muerte
Con su negra guadaña está al acecho.
Fue un mal sueño pensaremos sin volver la vista atrás.
Sueño del que quisimos huir sin podernos levantar.
Cuando pase esta pandemia y volvamos
abrazarnos sentiremos
Que la alegría vuelve presta a
nuestro lado.
Cuándo podamos correr libremente por
el campo respirando el aire
Puro que se nos había negado.
Cuando volvamos a disfrutar de nuestros padres y hermanos
y de aquellos que queremos y que
tanto añoramos.
Con el corazón de luto lloraremos por aquellos que se fueron
Solos y desprotegidos, sin tener a su lado a sus seres más queridos.
Tal vez, Dios quiso que parásemos en la veloz carrera de los necios.
Por querer alcanzar lo que no tiene
valor y perdiendo en cambio
Lo que tanto vale.
¡La Vida, nuestra Vida!
Encarna Recio Blanco.
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