En las Ondas peregrinas de la noche
Llegó un cartero del cielo que me traía
Un sobre de nácar tan reluciente
Como el sol del medio día.
Pensé que era una estrella peregrina
Que se había escapado del parnaso
Porque brillaba de tal forma que mi corazón
Salir de mi pecho volando, quería.
En esa carta comprendí que en esta tierra
Existe el agradecimiento, la alegría, el amor
La compañía, la generosidad y buenos
Sentimientos cuando nos damos a los demás
Sin medida.
Encarna Recio Blanco.
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