Una
barba muy poblada.
Su
atuendo, desaliñado.
Un
corazón con cadenas
Y
unos ojos abrumados.
Rebuscaba por las calles
Cigarrillos aplastados.
Sus
manos los recogían
Cual
un maná consagrado.
Le miraba a hurtadillas
Viendo
el temblor en sus manos
Y
sin medir un saludo
Le
entregué, mi paquete de tabaco.
Te quiero mujer me dijo:
Dando
un suspiro quebrado
Cual
un ser humano herido,
Sin
el auxilio a su lado.
Sigo sus pasos cuando se aleja
Con
su cruz y unos cigarros,
Por
la calle de la amargura va,
Este
ser abandonado.
Yo sigo hablando con Dios
En
este otoño anegado…
De
lágrimas y de vagabundos
Que
te regalan un te quiero…
Por
unos simples cigarros.
Encarna
Recio Blanco.