domingo, 11 de mayo de 2008

Me diste un beso aquel día


Me diste un beso aquel día

Y el sol en la luna se tornó

La estrella más lejana que existía

Se posó por un rato en mi balcón.

 La noche que cayó no era clara.

 Las nubes comenzaron a acechar.

Unas lenguas viperinas y macabras

Escuchaban tras la puerta mi llegar.

Escondí como pude mis deseos.

La mirada y mis manos al hablar.

Esta voz que se vuelve quebradiza

Y mi boca sin dejarme respirar.

Y los fuegos más calientes de la tierra

En mi puerta se plantaron a esperar,

Me juraron no marcharse de mi vida

Y quemarme para siempre sin piedad.

Ahora vago por el mundo de los muertos,

Por aquel beso que nunca debí dar.

Pero en aquella mañana tan fría

 Si volviera a vivir…
¡Te volvería a besar!

 

Encarna Recio Blanco.




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