viernes, 18 de febrero de 2022

De primavera tengo, la sonrisa...

 

De primavera tengo, la sonrisa

Y me convierto en fuego si me acaricias,

Me rompo en mil pedazos cuando me aman

Y derramo mis penas por sevillanas.

Mis manos son palomas, cuando vuelan

Mis ojos zarzamora cuando esperan,

He toreado al toro de la vida

Y he cantado una nana por bulerías.


Hemos amado, dejándonos el alma en un suspiro.

Hemos luchado, dejándonos la piel en el camino.

Hemos llorado, un adiós con sabor a despedida.

Y hemos probado el sabor agridulce de la vida.

e noche negra tengo, la mirada

Y se me queja el alma cuando me hieren,

Si alguien me pregunta por lo que amo

Le respondo que hago vivir la vida.


Hemos amado, dejándonos el alma en un suspiro.

Hemos luchado, dejándonos la piel en el camino.

Hemos llorado, un adiós con sabor a despedida.

Y hemos probado el sabor agridulce de la vida.

R .Jurado

 Encarna Recio Blanco.




domingo, 13 de febrero de 2022

Para todos aquellos...

 


Para todos aquellos  que nunca conocieron el amor.

Para los  que  incansablemente lo buscaron y nunca

Lo encontraron.

Para todos aquellos que hoy, nadie le dará un beso

Ni les dirá te quiero.

Para aquel  que se quedó sin su medio corazón.                        

Para el mendigo que busca un abrazo y le dan

Migajas.

Para los que están entre rejas,  pagando sus

Culpas por un error.

Para los que imploran unos besos, y nadie les oye.

Para aquel que se encuentre solamente…

Con su soledad.

 Para aquellos que hoy, no pueden comer

Ni un pedazo  de pan.

Para todos aquellos que se quedaron sin sus casas

Por culpa de los usureros de negras entrañas.

 Para los que duermen en las calles envueltos

Entre cartones.        

Para los que escriben al Amor y a la Paz y sus letras

Se pierden entre basuras.

Para aquellas mujeres que venden sus cuerpos

Por unas monedas, con su cruz a cuesta.

 Para los que regalan amor cada día y nadie les entiende.

Para los marginados  que huyen de una sociedad

Llena de fieras.

Para todos ellos, mi amor, mis besos y mis te quieros.

 

Encarna Recio Blanco.


El amor-Reflexiones-


 El amor, el amor, es esa pócima milagrosa que cura las tristezas, es el  motor que hace andar a los sueños, el bálsamo sagrado del alma, es algo, que no se toca, se siente, no se hace, se construye, no se busca se encuentra, no se pide, se entrega.

 Hay que sentirlo aunque solo sea entre los sueños y contar los segundos que pasan hasta verlo. Esperarlo impaciente en el banco de los deseos, o deshojando margaritas en la ciudad perdida de los recuerdos, en las ruinas que la noche deja marchitas sobre nuestra almohada.

Hay que saborearlo, por las ligeras esquinas de las emociones, por los lejanos valles de la madrugada, y por la eterna sonrisa de la luna.

A cada paso, en cada libro,  en todas las estrellas que se posan en el firmamento,  en la cara oculta del matiz,  que guardan nuestros secretos, en el Frío de la noche, en el cálido encuentro, en las brumas de los mares, en lo oscuro de un cuerpo, y  en cada momento de nuestra vida.

Hay que esperarlo  impaciente en el Cielo de los elegidos, en la nube roja del destino, en la cara y la cruz, de cualquier quimera, en el valle, en las montañas, entre las olas del mar, en las mieles de la brisa, o en la oscura guarida, donde por la  noche la tormenta  anida.

Hay que decir te quiero, te amo en la pobreza, en lo rico del momento, en la calle más poblada, o  en la soledad de un desierto.

 El amor, siempre hace una parada en el andén de nuestra estación, para preguntarnos, si por un día, somos capaces de amar de verdad a alguien más, que a nosotros mismos.

Si tenemos amor encontraremos las  fuerzas para el perdón, las esperanzas en las batallas, la seguridad en el palco del miedo, y  en los desencuentros.

Hay que atravesar desiertos a veces, para encontrar un oasis en lo más recóndito de la tierra, en nuestros corazones, y dejar a la criatura,  que vive  dentro de  nosotros libre, alegre y feliz.

En el amor hay que tener la  madurez para decir me equivoqué, la valentía para decir perdóname, la sensibilidad para decir, te necesito, y la  capacidad para decir te amo…te amo.

Al amor, le pedimos alas para volar lejos, y en la distancia vemos donde nos encontramos, el nos da tiempo para aprender de lo vivido, para luchar y saber con quién nos enfrentamos, para correr y llegar a un buen puerto.

Si no tenemos  alas, si carecemos  de  tiempo, si no tenemos días, ni cielos, ni noches en vela,  ni siquiera tenemos sueños, no podremos seguir viviendo.

Esta noche memorable, en la que celebramos con la poesía día de los enamorados, donde hablamos de corazón a corazón, les diré que guarden el amor como el tesoro más grande de sus vidas, en un cofre repleto de bellos retratos, de buenos recuerdos, de poemas de amor, aunque sean lejanos, y sobre todo, aquellos primeros besos en la soledad de una noche cualquiera.

Les diré que sueñen despiertos, a cada momento del día, y que vivan con Intensidad, todas las situaciones que nos ofrece la historia que interpretamos.

El tiempo todo lo palia, y que los minutos son eternos, tanto… como nosotros queramos alargarlos.

Les diré, que tanto en el amor como en las guerras, no hay soldados sin heridas, pero también nos aportan las más bellas de las alegrías.

Espero y os deseo, que tengáis suficiente felicidad para que seáis más dulces, que tengáis las suficientes pruebas para que os hagáis más fuertes, y suficientes esperanzas, para alcanzarlo.

El amor es como un viaje, lugar de salida, una mirada, lugar de llegada, un corazón, y sobre todo, recordar que antes de tocar unos labios hay que acariciar el alma, y  que antes de conquistar un cuerpo, hay que tratar ganarse un corazón.

Hoy les deseo amigas y amigos enamorados, las más grandes de las pasiones, les auguro el más bonito de los versos y el cofre más repleto de amor, y sobre todo… no os olvidéis cada mañana, de pintar el amanecer, con una sonrisa.

 Esta noche les voy a revelar uno de mis secretos más ocultos, todavía…todavía siento la pasión y el amor, con igual intensidad de cuando era una jovencita, en el único órgano que no envejece ¡Mi corazón!

 

Encarna Recio Blanco.


domingo, 12 de diciembre de 2021

Navidad.


 Mis palabras esta noche van dirigidas a vosotros, mis amigos, amigos que me visitáis en mi blog y que tal vez, ni nos conocemos, pero que yo os siento.

Ya estamos en Navidad, unos días en los que las familias se reúnen, llegan los familiares al redil, días de regalos, de abrazos, de buenos deseos, donde los hogares y las calles se adornan con luces de colores, donde en las mesas se apiñan los manjares, el champan y el turrón, alegrando con ellos las dulces veladas.

En estos días, también hay otros seres humanos que están solos, que están enfermos en hospitales, muchos médicos que no pueden comer con sus familiares porque tienen que cuidarles.

Aquellos que están separados, y no pueden cenar con sus hijos, los que no tienen familia y deambulan de un lado para otro sin cobijo, los presos entre rejas que son inocentes, o los culpables, los que perdieron a sus seres queridos, a todos los que van a la deriva en pateras, y se dejan la vida ondeando en mares furiosos diariamente y en Noche Buena.

Y a tantos otros que por no tener, no tienen ni quien pueda darles un abrazo. Quiero deciros en esta pequeña reflexión, que todos somos hermanos, que podemos ser amigos, y a todos vosotros que aunque no os conozca, se que estáis ahí.

 Quiero que sepáis que hay en el mundo muchas, muchas  personas en  que se acuerdan no solo en estas fechas tan entrañables, sino siempre de las desdichas y las penurias de los demás.

 En todos los seres humanos del mundo existe la alegría y también la pena, en todos los corazones, el dolor a veces anida.

La felicidad es efímera como la vida misma, unas gotas de ella a  veces, nos emborracha, cuando no la tenemos ni la sentimos  parecemos fantasmas errantes que deambulamos de un lado para otro, para buscarla.

 Por eso, en estas fechas, y en otras similares, hay que sacar las fuerzas en los infortunios, que tenemos que avivar la fe, hacernos amigos del enemigo, dar agradecimiento y calor, a las fuerzas que se nos abren, a una mano tendida que te aprieta, a una sonrisa que te alienta, y aquella estrella fugaz que te alumbra, aunque solo sea un instante.

Hay que cultivar esa semilla Divina con la que Dios siembra y que florece en todos los corazones generosos, para luego llevarle los frutos de Su cosecha el día que nos llame para irnos. Para irnos hacia su Cielo.

Que la luz nos ilumine estas Navidades y eternamente. ¡Felices Navidades!

Encarna Recio Blanco.






Felices Navidades amigos.