lunes, 22 de enero de 2024

Me hiela la razón...


Me hiela la razón

El frío que siento

La escarcha paraliza mis pasos

Y no me detengo.

 Fui tenaz y a veces torpe

En aquel tiempo…

El mundo quería recorrer

Con prisas y sin miedos.

 Pero un día me di cuenta

En mitad de barbecho

Que me faltaban los granos

El arado y los aperos.

 Ahora sé que ya es muy tarde

Para volverlo a intentar

Ya mi tierra no es fértil

Para sembrar.

 Alguien dijo un día:

Que hagas lo que hagas

Te arrepentirás…

 Así estoy ahora

Sin saber… lo que hice mal.

 

Encarna Recio Blanco.



jueves, 18 de enero de 2024

Necesitaba encontrarme...



Necesitaba encontrarme

Y encontrarte…

Me perdí por la niebla

Que mimosa me acunaba

Cual una niña pequeña.

 En la soledad de aquel espacio

Pude ver como lloraba una estrella

Y adosándome a su luz

Quise que me diera fuerzas.

Le conté mis desventuras

Mi naufragar sin enseña

Sólo con las briznas de tu aliento

Trasnochado desde la otra frontera.

No quería bajar de nuevo

A pisar esta tierra

Donde el oropel no es miscible

Con lo que mi corazón encierra.

 Ella me animaba, ya no lloraba

Me atusaba el alma

Con un peine de nácar

Lleno de esmeraldas.

Y en la conjunción de su materia

Pude ver, que no soy una prófuga

Harapienta, que soy un corazón

Enamorado…de una quimera.

 

Encarna Recio Blanco.

   

 

miércoles, 17 de enero de 2024

¡Tristes guerras!


Decía, Miguel Hernández…que la guerra era como una hoguera maldita, donde los locos se abrasan. ¡Tristes guerras!

Hoy, recordando sus palabras  me uno al gran poeta, aunque no tenga la maestría que él tenía, para escribirlas.

Con mis humildes letras voy hilvanando el sentir y el horror, que ahora nos envuelve  y que tienen al mundo aterrado entre  metrallas y bombas.

Como él pretendía pretendo, que aunemos nuestras fuerzas cantando al unísono por la Paz, para que nos vuelva, denunciando las injusticias y luchando sin armas para conseguir… La Paz y la Justicia.

 Desde mis Ondas peregrinas sólo quiero  y pretendo ayudar también al ser humano que mendiga.

Regalar mis sonrisas al triste que camina, y que tenga hambre de alegría.

Aliviar con mis manos al que esté lleno de heridas. Dar amor al que nunca en su vida, sabía que existía.

 Compartir mi comida con el hambriento, sentarlo a mi mesa y protegerlo.

Abrir las conciencias cerradas de los malvados, y si puedo dulcificarlas.

 Aunque peque de atrevida… ante  el alto poder me enfrento, para cantarles las cuarenta, por sus atropellos sin temor, y sin miedo.

A los dictadores que masagrán los pueblos, a los asesinos que violan y matan, a los que sin sentimientos dejan morir en el mar  a los que no tiene Patria.

Lucho en esta batalla sin armamento, sola con mis folios, la tinta, y el tintero… intentando que los malhechores, se miren el alma por dentro.

 ¡Poetas del Mundo entero ayudadme en la batalla!

  ¡Escribir! ¡Escribir! Para que la  Paz nos acompañe en  esta tierra que agoniza, para que podamos detener tantos atropellos, donde muchos seres humanos están muriendo, por su patria, por su tierra. Tierra que les vio nacer y que ahora… los sepulta. Tierra donde sus familias con sus casas derruidas van a la deriva llorando… entre miserias y bombas sin ningún mísero bocado que llevarse a la boca.

 ¡Dictadores del mundo… parad!  ¡Parad! que si no…el Cielo se cuidará en daros el castigo que merecéis, por sembrar en este mundo tantas injusticias.

Y como decía “Gloria Fuertes” mi partido es  el de la Paz…no pido votos, pido botas para los descalzos.

 Y termino diciendo lo que decía Ángela Figuera Aymerich… Donde veas que el látigo o la espada se levantan. Que la prisión redobla sus cerrojos  y que los fusiles amenazan muerte, acércate, y a pecho descubierto…lanza un tremendo ¡NO! a la guerra…que salve al mundo.

 

Encarna Recio Blanco.


lunes, 15 de enero de 2024

Las llanuras de mi cuerpo...


Las llanuras de mi cuerpo se abren

Como la rosa  cuando se desgranan.

Quiero cabalgar contigo

Quiero que vuelvas mis ansias

Y con las tuyas me ciegue

Como enloquecen las almas.

 Mi cuerpo pide locuras

La pasión se me derrama

Y las ansias no resisten

Este ardor que de mí emana.

¡Lava…fuego…agua…calma!

 Calenturas que derramas

Cuando tu cuerpo y el mío

Chocan en la fiel labranza.

Se abandona mi cuerpo en el tuyo

Que fiero también estalla

La noche nos hace un guiño

Y una estrella nos canta

Una serenata.


Encarna Recio Blanco.


miércoles, 10 de enero de 2024

Las calles estaban llenas...


Las calles estaban llenas

De muchos mendigos

Con sus manos abiertas

Y el corazón por testigo.

Indiferentes pasaban

Cada uno con su hastío

Ignorando al ser humano

Que allí se encuentra tendido.

 Tal vez no mendigue pan

Ni monedas relucientes.

A lo mejor lo que pide

Son acciones que lo alienten.

En la crudeza de sus caminos

Las espinas le crecen

Adosado a su espalda lleva

Un zurrón con mala suerte.

La ciudad con su estruendo ruge

Estrepitosamente

Sin percatarse que muchas almas

Están durmiendo bajo los puentes

 Y mirando estos contrastes

Mi corazón  de impotencia se acelera

Al ver que la solidaridad

Escasea en esta tierra.

Cuando me encuentro sola

Sé bien  lo que me pasa…

Solo veo aquellos indigentes

Entre la cruda indiferencia…

De la gente.


 Encarna Recio Blanco.



La Celeste...

 


La Celeste se escapaba

Todos los viernes a la verbena

Vestida de lentejuelas

Y en el moño una peineta.

 Como no tenia marido

Ni amante que la quisiera…

Bailaba sola en la pista

Sin pizca de vergüenza.

Se tomaba un par de whisky

Después dos o tres cervezas

Con un bocata de atún

Que le hacía la cantinera.

Después volvía a la pista

Mirando muy descarada

A un camarero soltero

Que llegó de Guatemala.

 Y aunque ella era mayor

¡No le importaba!

Quería que alguien le echara el guante

Para que la desposara.

La Celeste también se iba

Al hogar del pensionista

Para  ver si algún viudo

El guante le echaba.

 La  celeste cada noche

Triste volvía a su casa

Con una copa de más

 Por callejuelas solitarias.

¡Ay! Celeste la cantaban

Los niños que la veían

Por la calle de la ánimas

Donde su casa tenía.

Celeste vete a Benidorm

Que allí siempre se liga

Para pescar a un buen partido

Aunque no entiendas lo que te diga.

 ¡Ay celeste, hay Celeste!

Que las doce y cuarto son

Y si mucho te descuidas

Te roban el corazón.


 Encarna Recio Blanco.