Pregón de Semana
Santa-
Beniajan- Murcia- España
Pregonera
Encarna Recio
Blanco.
Mirándote Nazareno horrorizada
Siento
una daga en mi alma
Una
punzada en mi pecho, al verte
Me
estoy contigo muriendo.
No se oyen los clarines, ni las saetas
Sólo
lamentos y oraciones
Al
ver Tus carnes desgarradas
Con
el peso de nuestras deudas.
Se estremecen las estrellas
Cuando
pasas Nazareno
Cargado
con el madero que redime
Los
pecados del mundo entero.
Un silencio inmaculado se expande
Por
la cuesta del Calvario.
La
primavera se abre y florece
Cuando
pasas tan desolado.
Tú que eres el hijo de Dios
De
la tierra y de los Cielos
Vas
cual lirio trasnochado soportando
El
duro madero.
¡Déjame!
¡que te sostengo!
No
puedo verte llorando
No
puedes verme muriendo.
¡Déjame que yo te ayude!
¡A
llevar ese madero!
Encarna
Recio Blanco.
Quiero compartir contigo el soplo del viento
El nácar de la nieve y el sabor de los besos.
Los ojos de una hembra pariendo.
Que cure tu amor si lo tienes enfermo.
Encarna Recio Blanco.
Sin
abonar tus noches con mis versos
Sintiéndote
prisionero en una cárcel
Sin
agua, sin aire, y sin fuego.
Como me duele el pecho y la cintura
Que
se cimbrean con tu solo recuerdo.
Y
se me escapan los besos de mi boca
Cuando
les digo que voy a tu encuentro.
Caricias en mi piel bordaron tus palabras.
Amalgamas
de besos sin fronteras
Sembrados
en un bancal que florecía
Regados
con mi pena y la quimera.
Como me duele en el alma tu derrota
En mi campo con la lira a cuesta.
Desnuda me adentro sin fuerzas
Por
las calles de un Cielo cuajado de estrellas.
En el limpio cáliz se juntarán nuestros labios
Cuando
el buen Dios nos abra sus puertas
Y
quedaremos prendidos para siempre
De
la eternidad que ansiosa nos espera.
“Atardeceres de Fuego”
Encarna
Recio Blanco.
Esperas…espero.
Días que se van consumiendo
Entre la esperanza y el milagro
Del renacimiento.
El baile de los arboles
También se ha desmayado
Sólo oigo el aullido de los lobos
Que me están espiando.
Camina la noche sin prisa,
Hacia tu morada amurallada
Con el silencio impenitente
De un ave sin alas.
Jirones de piel en mis dedos
Que están sangrando…
No quieren dejar de escribir
En este rosal talado.
Al soñar siento
Que estoy a tu lado
Que me miras y me besas
Entre el viento que viene asustado.
Huérfana de tu calo.
Harapienta mendigando
Retales de palabras sin tu eco
Y con besos prestados.
Encarna
Recio Blanco.
En el
alambique del paisaje
Dibujé
nuestras horas
Los
momentos más dulces
Cuando
callaban las horas.
El perfume de la noche
La luz
sobre el olvido
El
llanto de la niebla
Y el
cantar de un pajarillo.
Los mensajes de una diosa
El arpa
de un buen amigo
Galopando
esta noche me pierdo
Cual
caballo desbocado…
¡Por tu
infinito!
Encarna
Recio Blanco.