No tengo ganas de hablar, de mirar, ni de escribir.
No tengo ganas de nada y me cuesta sonreír.
No puedo ya caminar por este largo sendero
Angosto y con mil espinas que sembraste a tu antojo.
¡Cómo quieres Dios que aguante las ganas y los deseos!
¡Cuando se me rompe el alma el día que no lo veo!
Si lo pusiste en mi vida aquella tarde de enero,
Cuando la lluvia caía y tormenta había en el Cielo.
Quizás fuera ya el presagio de lo que vendría luego,
Y no quise darme cuenta de sus besos traicioneros.
¿Cómo quieres que me aguante las ganas y los deseos?
Si me emborrachó la vida con vino de su veneno.
Cráteres de fuego, montañas nevadas
Mil ríos sin agua y yo…enamorada.
Ya me he convencido, lo quiero olvidar.
¡Dame Dios las fuerzas para desatar...
Lo que tan atado en mi vida está.
No sé si podré… lo voy a intentar.
Encarna Recio Blanco.