Cayendo está la tarde
Del incipiente otoño
El sueño errante
despierta
Mis apagados ojos.
Sobre los negros silencios
El parque florido
duerme.
De los bancos las
sonrisas
De los niños se
desprenden.
Desde el cielo las estrellas
Cálidas como los
besos…
Aparecen fulgurantes
De su perezoso sueño.
Cayendo está la tarde
Del incipiente otoño.
El viento a veces
suave
Se torna misterioso.
El parque queda en silencio
Sin los juegos y sin niños
Se balancea el
columpio
Con un pajarillo
herido
Ya nadie queda en el parque
Sólo yo escribiendo
versos.
¡Ya está bien dicen
mis musas!
¡Que tenemos mucho
sueño!
Encarna
Recio Blanco.