Ya no
me queda más
Que la
pluma y el silencio.
Más que
mi perro dormido
Y mis
suspiros al cielo.
Ya no me queda una lágrima.
Ya no
me queda un lamento.
Sólo me
pesan y bullen
Atormentados
recuerdos.
Qué locura fue la mía
Cuando
llegaste a mi lecho.
Cuando
te abrí el corazón
Y te dí
todos mis besos.
Qué destino se trazó
En lo
alto de aquel Cielo
Qué
conjuro de sicarios
Asaltaron
mis sosiegos.
Se terminó la alegría
Mis
musas no florecían
Y de
mis ojos brotaban
Dos
lagrimas peregrinas.
Ya no quiero recordar
Ni uno
solo de tus besos.
Tengo
sellada mi mente
Y un
candado en tu recuerdo
Encarna
Recio Blanco.