lunes, 6 de enero de 2014

Te pedí que te fueras...



Te pedí que te fueras
con ella  para siempre
por tu camino de espinas
y tu cruz, cual penitente.

Te lo dije con mil besos
pensando que eran los últimos
con el alma hecha jirones
y  mi  corazón  de luto.

Sin volver la cabeza te fuiste
sin mirarme a los ojos
sin decirme un adiós lastimero
tus pasos se perdieron.

Y los demonios  vinieron
para hacerme compañía
diciéndome con descaro
que era a mí, a quien querías.

Ya la noche me lloraba
y mi cuerpo más gemía
en mi lecho que revuelto
entre tu sudor... moría.


Encarna Recio Blanco

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