
Amante... amigo... añorado.
Hombre lejano y cercano.
Mitad de mi corazón.
Yugo al que estoy siempre atado.
Luz de mi alegría… llanto.
Tiempo maldito y bendito.
!Funesto destino!
!Siempre engañándonos!
Encarna Recio Blanco.
Amante... amigo... añorado.
Hombre lejano y cercano.
Mitad de mi corazón.
Yugo al que estoy siempre atado.
Luz de mi alegría… llanto.
Tiempo maldito y bendito.
!Funesto destino!
!Siempre engañándonos!
Encarna Recio Blanco.
Ven
y cobíjate
Entre
mis senos
Que
yo te velo
Entre
el mirlo y la estrofa
De
nuestros te quieros.
Ven y mírame a los ojos
Sabrás
que no te engañan
Cuando
te digo
Te
quiero.
Ven y abrázame con fuerza
Que
tengo
Entra
en mi cuerpo
Abrásame
con tu fuego.
ven…
Encarna Recio Blanco.
Por la
calle de las ánimas iba mi alma dormida.
Las mujeres
desde la iglesia la miran compadecidas.
Hoy me enteré que te ibas que no volvería a verte
Que te
casabas con otra hija de un terrateniente.
Se centraron en mis manos más de dos mil cicatrices
Y se
abrieron en mi pecho más fuerte con más raíces.
Mis pasos se pararon mirando el largo cortejo
Aumentando
mis penas en varios kilos su peso.
Pasaste por la orilla de mi alma ya dormida
Saboreando
el fracaso de tu vida y de mi vida.
De la mano caminabas con una mujer muy fea
Ella iba sonriendo…al parecer muy contenta.
Te encomendé a mi rosario y te recé un padrenuestro
Un Bendito
Ave María y un credo que no recuerdo.
Y vinieron a mi mente muchos hermosos recuerdos.
Algunas
palabras rotas y besos que se perdieron.
Entendí con gran nostalgia la suerte que había tenido
Aunque
todo terminase por haberte conocido.
Y comprendí que ser justo no es serlo cuando hay justicia
Es
sentirlo y padecerlo cuando la misma termina.
Yo te quise y te quiero, y te querré de por vida
Y
aunque pasen muchos años recordaré tu partida.
Te deseo muchas glorias y que seas muy feliz
Y
cuando llegues al Cielo que Dios te hable de mí.
Por la calle de las ánimas detrás un largo cortejo
Pasa la novia de blanco y yo rezo...
Un Padre Nuestro.
Encarna
Recio Blanco.
Se visten
de gala con mantos bordados.
Blancas
son sus gentes, verdes sus praderas,
Y negra
la pena de los que están fuera.
¡Verde...Blanca...Negra!
¡Esa es tu bandera!
! Ay mi
Extremadura…qué pena!
Qué pena
de tus emigrantes
Sudores
nos cuesta no poder dar más
Para
levantar ésa nuestra tierra.
Volvemos
cansados de la gran ciudad
Donde
sólo hay humos,
Prisas
por llegar, pisos que son nidos
Trozos
tan pequeños
De esa
joya grande que es…
¡LA
LIBERTAD!
Nos esperas
con esa alegría de madre
Que
anhela, abrazar al hijo que se fue de ella.
Te pones
tus galas, las flores primeras,
Aires
perfumados, Sol que brilla y quema.
¡Extrema
en amores! ¡Dura en las partidas!
Tierra de
poetas…tierra de pastores
De trigo
y de olivos ¡De Conquistadores!
Encarna
Recio Blanco.
Yo no conocía el amor prohibido
Del
que muchos hablan cuando aprieta el frío.
El
de los poetas de los tiempos tristes
Que
llenaban versos con sus cicatrices.
El de las leyendas de cuentos dormidos
De
ninfas que surcan los valles, los ríos.
Ese
amor que pocos logran conocer
Sólo
los que buscan en el viejo edén
Y yo sin quererlo, conocí el amor
Ni
se sabe cómo, ni cuándo pasó.
Sólo
sé que hubo huracanes de pasiones
Que
cegaron todo con su resplandor.
Y aquellos poetas volvieron al mundo
En sus mil leyendas escribimos juntos.
El
amor aunque triste y sin fundamento
Sustenta
la vida que llevamos dentro.
Ahora ya os comprendo mis tristes poetas,
Sé
cómo escribisteis todos los poemas.
Encarna Recio Blanco.