Una
madre en cautiverio
Un
dolor que se acentúa
En su
alma y en su pecho.
En manos de un campesino
Le
dejaron a Emmanuel
Le
parecían a su madre, milenios
El
tiempo, lejos de él.
Que
muertos en vida están
Prisioneros
de las guerras
De la
muerte y la maldad.
Sus corazones partidos
Y muy
lejos de su hogar
Buscando
entre sus sueños
Un poco
de libertad.
Los
nietos que no verán
El
dolor que se desgrana
Sin
poderlo controlar.
Un silencio que termina
Con un
disparo en la noche
Una
sombra que se esconde
Llena
de odio y reproches.
A esos que no ven la luz
A los
que están en tinieblas
Nada se
puede decir…
Cuando
se habla de guerras.
Un grito hondo en la selva
Unos
brazos de mujer
Una
madre con su hijo,
Que al
fin lo ha podido ver.
No me coserán mi boca
Para
que siga gritando
Por todo
lo que en el mundo…
Día a
día está pasando.
¡Que se terminen las guerras!
¡Que
los secuestros paren!
Que la
violencia se aleje…
Y la
paz nos acompañe.
Encarna
Recio Blanco.