A
mi alma.
Hoy se
siente
Muy
triste
Y
desgajada.
Y
adormecida…
Sin
palabras.
Un
torbellino
Sin
aire.
Una
lágrima
Sin
agua.
Un
desastre
Sin
sonido,
Y mil
quimeras
Que
estallan.
Alentad musas
Mías a mi
alma
Que no
quiero
Que
duerman…
Mis palabras.
Encarna
Recio Blanco.
Hoy estoy muy atareada remendando
Los sueños que tenía en el fondo de mi
alma
Y que escaparse quería.
Abrumada, no encontraba como zurcir
Tantas quimeras.
La aguja se me escapaba y el dedal se reía.
Me encontré con uno añejo de cuando
Era una niña…
Quería irme a parar una guerra y
A mitigar el hambre que allí había.
Me salió al encuentro otro de cuando
Era una jovencita,
Al enamorarme de de un hombre
Que dueña tenía. ¡Iba tan aprisa en mi
faena!
Que el día se cerraba y la noche se abría,
Para que mis ojos no vieran los
remiendos
Que hacía.
Tan velozmente recosía que parecía
Un tren por la vía, una monja sin
sorpresa,
O un mendigo sin mochila.
¡Ya está bien me dijo el alba!
Cuando adormilada, se me aparecía.
¡Deja a los sueños tranquilos! donde los tenías
Y por aquí sigo encogida con mis mejillas
Descoloridas,
Pero con mi corazón lleno de fuego,
por si acaso.
Aparece otro corazón que lo reviva.
Estoy tan agotada, tan cansada y tan herida
Al no poder lidiar con el destino
Que otra vez,
aparece y me engaña…
¡En
mi vida!
Encarna
Recio Blanco
El
sueño huyó de mí como un lobo con hambre
Que
busca la presa ara alimentarse.
La cama
desecha gemía sin cesar
Vueltas
y más vueltas a mí sin parar.
Del reloj cercano unas campanadas
Tristes
eran tristes como mi almohada.
Buscaba
tu cuerpo y no lo encontraba
Ansiaba
unos besos que se me negaban.
Mi sangre hervía en la madrugada
Mi
cuerpo pedía arder en tus brasas.
Las
sombras vagaban en mi habitación
Entonaban
tristes poemas de amor.
No tenían prisas y no me asustaban
Estaban
velando mi luto del alma.
La luz
en la alcoba pronto apareció
Y
entonces el sueño de mi se burló.
Encarna
Recio Blanco.
Mi amor…
Nos queda la espera, nos faltan los sueños.
Nos
sobran quimeras.
Nos
queda la brisa de otras primaveras.
Las
manos cogidas bajo nuestra mesa.
Nos falta el hallazgo que nunca encontramos.
Nos
faltan las salidas que tanto buscamos.
Nos
faltan medidas para no tocarnos
Y
carnes más fuertes para soportarlos.
Nos sobra la gente que quiere herirnos.
También
sirvientes que no pretendimos.
Me
faltan momentos, espacios vacíos.
Silencios
eternos para estar contigo.
Nos sobra ese viento que corta el espacio.
Y
también nos faltan, más de mil abrazos.
Me
sobran las ganas de estar a tu lado
También
las pasiones de vivir callando.
Encarna
Recio Blanco.
