Ya
no me quedan rincones en el mundo donde buscarte
Ni
caminos, que siempre me llevan a ninguna parte
No
me quedan palabras en mi alfabeto para nombrarte
Ni suspiros en mi garganta para llamarte.
Ya
no me quedan ganas de oír al mundo
Envuelto
en marañas, traiciones olvidos y humos
Con
las pieles secas, con los ojos húmedos
Lleno de guerras, desamores, desazones y de lutos.
Ya
no tengo ganas de vivir en esta penuria
Donde
la alegría se me evaporó por un conjuro
Donde
el amor me robó un sicario sin cuchillo
Para
dárselo a una diosa de cera…
Porque
era suyo.
Encarna
Recio Blanco.