¡Ay! Dios mío como me he puesto
de gorda en Semana Santa,
con los dulces de mi madre
de hojaldre y hojas de nata.
He subido doce kilos
sin podérmelos quitar
ya se avecina el verano y
el bikini no me entrará.
¡Dios mío! con ésta falda
ya no me puedo agachar
porque la faja me aprieta
y no puedo respirar.
¿Y estos pantalones cortos
cuándo los voy a estrenar?
Pues si en el verano no me caben
los estreno en Navidad.
Y es que no puedo evitarlo
me poco loca de zampar
esas morcillas tan ricas
negras y blancas, me da igual.
Los flanes hechos con huevos
de gallinas del corral.…
esas ristras de chorizos
y longaniza con pan.
Un buen vino de Jumilla
que me deja mareá ,
un café y un cigarrillo
y a la cama a reposar.
Esa comida dietética
más amarga que un suspiro…
no me hace adelgazar
y me destroza el bolsillo.
No sé si ir a la clínica
donde van los ricachones
que en cuatro días se quedan
llorando por los rincones.
Y no es que se pierdan kilos
se pierden hasta millones ,
pero como no los tengo
dieta de melones.
Así que será mejor
que siga gorda y alegre
comiendo lo que me gusta…
y dejarme de sandeces.
Encarna Recio Blanco