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miércoles, 17 de abril de 2019

No me mueve, mi Dios...


No me mueve, mi Dios, para quererte

El cielo que me tienes prometido,

Ni me mueve el infierno tan temido

Para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte

Clavado en una cruz y escarnecido,

Muéveme ver tu cuerpo tan herido,

Muéveme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,

Que aunque no hubiera cielo, yo te amara,

Y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,

Pues aunque lo que espero no esperara,

Lo mismo que te quiero te quisiera.

Anónimo

Encarna Recio Blanco.





sábado, 31 de marzo de 2018

Radiante despertó el día.


Radiante despertó el día.

Ya las sombras se esfumaron.

 El sol en el Cielo brilla.

 ¡Jesús ha Resucitado!

¡Aleluya…Aleluya!

Ante Tu Cruz hoy rememoro,

Tu silencio y Tu calvario,

Viendo Tu costado abierto,

Agraviado, y sangrando.

Ante Tu presencia siento al verte

 Que me animas y me abrazas

 Y en mis carnes más siento

  El dolor de esa espada.

 Siendo Dios de dioses

Y Juez supremo dejaste,

Que te humillaran, aquellos

Que no creían, en Tus palabras.

  Que Tu amor victorioso

Riegue nuestros corazones.

Que Tu luz celestial ilumine

Los negros rincones.

 Como lunas blancas se abre

 El azahar en nuestra huerta,

Para ofrecerte el aroma

Por tantas afrentas.

¡Ya están abiertas las negras cadenas!

¡Ya la luz traspasa las tinieblas!

Has resucitado para recordarnos,

Que todos somos hermanos.

¡Aleluya…Aleluya!

 

Encarna Recio Blanco