He cerrado mi balcón
para no ver a la guerra
que venía despavorida
llamando de puerta en puerta.
He bajado las persianas
para no ver ni esa boda
con tracas de petardos…
y oliendo a pólvora.
He cerrado a cal y canto
mi puerta con llaves gruesas
para no ver a los mendigos tirados
en la puerta de la iglesia.
A mis ojos los he tapado
con una venda negra
para que no vean a tantos niños
con hambre y miseria.
Ni procesiones de mujeres
con el rosario en la mano…
Ni al alcalde con el cetro
bajo palio.
Ni a mandatarios corruptos.
Ni a capellanes violando.
no quiero ver tanta tropelía
como estamos cultivando.
He cerrado mi balcón,
mis puertas y mis cortinas...
Pero lo que no puedo, ni quiero,
es, que me cierren la boca.
Encarna
Recio Blanco
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