Para todos aquellos que estén privados
¡De su libertad!
Las horas aparecen de repente en el dique seco del silencio.
El rio
de los recuerdos se desborda con imágenes borrosas.
Tras el muro negro emergen viejas sombras que aprisionan
A
muchos corazones malheridos y con las
alas rotas.
Resuena el mar bajo el hechizo de las olas con el bullicio de las caracolas
Y con
el aleteo incansable…de las gaviotas.
La viva marea a veces se estremece y se torna furiosa sacudiendo
A los
barcos que a la deriva naufragan entre la tormenta y espumas tenebrosas.
Las horas se suceden silenciosas arrinconadas en el muro de la deuda
Rememorando
lunas y soles…rezagados por la penitencia.
Corazones aprisionados velan el festín del desencanto…
La
libertad… se pudre y llora con el paso galopante de las horas.
Entre las garras de la circunstancias, con las puñaladas del azar abiertas
En la
fábrica del llanto y la tristeza, las
almas se encadenan.
Siempre…siempre mirando al horizonte con el desaliento de la enmienda,
Con la esperanza encadenada al mástil de una quimera.
Escarchas en un Cielo que palpita…besos que arden y en cenizas quedan
En
bocas secas y desalentadas…sin el fuego en sus venas.
Que ha llegado ya…otra nueva primavera, emergiendo de entre las sombras,
Con la esperanza por bandera gritando, que la libertad ha llegado ¡Y qué os espera!
Encarna Recio Blanco
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